En contraposición, en el sudeste bonaerense, algunas áreas han recibido entre 4 y 12 mm de precipitaciones, lo que ha permitido un desempeño más favorable. No obstante, la falta de agua en las próximas semanas podría generar un deterioro en los rindes, afectando directamente la producción de trigo.
Para las zonas más afectadas por la sequía, los próximos 30 días serán determinantes en el intento de revertir el impacto.
La falta de precipitaciones también está condicionando la siembra de maíz. Con la necesidad de realizar siembras tempranas, muchos productores se ven obligados a hacerlo sin las reservas hídricas necesarias o sin las condiciones adecuadas de temperatura en el suelo.
Esto genera una fuerte dependencia de las lluvias venideras para garantizar una emergencia uniforme. A pesar de estas dificultades, la producción de maíz se estima en 49,5 millones de toneladas para la campaña 2023/24.
En cuanto a la soja, se proyecta un aumento del 7,5% en la intención de siembra para la campaña 2024/25, con una estimación de 17,7 millones de hectáreas sembradas.
La amenaza de enfermedades como el achaparramiento del maíz ha llevado a muchos productores a diversificar su riesgo apostando por la oleaginosa. De concretarse estas previsiones, la producción de soja podría alcanzar entre 52 y 53 millones de toneladas.