Qué recomendaciones hizo el Banco Mundial en el informe para el agro
El organismo realizó una detallada radiografía del sector agropecuario y sus cadenas agroalimentarias. Desafíos y oportunidades para el motor de la economía Argentina.
El Banco Mundial presentó en la Bolsa de Comercio de Rosario un reporte sobre el estado de situación de la actividad agropecuaria en Argentina, junto a recomendaciones del organismo para superar los desafíos y mejorar la competitividad y sostenibilidad del sector.
Diego Arias, Gerente de la Práctica de Agricultura y Alimentos para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, estuvo a cargo de la exposición donde el ente puso el foco sobre cuatro aspectos claves para impulsar la actividad agroindustrial en el país: desarrollo de un entorno normativo y político que brinde estabilidad a largo plazo; protección de recursos naturales, innovación y políticas de inclusión para sectores vulnerables.
Según los datos que se desprenden del informe, el sector agroalimentario es fundamental para la prosperidad, la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible de Argentina. "En 2021, las cadenas de valor agrícola y agroalimentaria representaron el 15,7% del producto interno bruto (PIB) total, el 10,6% de los ingresos tributarios, entre el 17% y el 24% del empleo en el sector privado y el 61% de las exportaciones, lo que convirtió al país en el tercer exportador neto de alimentos del mundo", detalla.
A su vez, el documento señala que la productividad total del sector ha crecido a una tasa anual del 3.7% desde 1973, impulsada por la adopción de nuevas tecnologías, mientras que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) por unidad de producción han disminuido gracias a prácticas como la siembra directa. Se trata de una actividad con un un enorme potencial que se encuentra en un momento clave para tomar decisiones que hagan que este sea el piso y no el techo del sector.
El reporte posa el foco sobre las limitaciones relacionadas con el marco de políticas públicas, los patrones de desarrollo y las prácticas de producción. En la última década, las exportaciones agroalimentarias han caído un 1,3% anual, y la participación de Argentina en los mercados agroalimentarios internacionales disminuyó del 2,7% en 2011 al 2,2% en 2021, siendo el único de los países líderes del agro que vio caer su participación en el mercado mundial.
Según el Banco Mundial, las causas principales de la caída se explican, en buena parte, por la falta de apoyo que se brinda a los productores. "Medidas como las restricciones o las prohibiciones a las exportaciones y los impuestos a la exportación elevados y variables, afectan específicamente al sector agroalimentario", expresan. Junto a otras políticas como los tipos de cambio diferenciados, las restricciones a las importaciones y el impuesto a los ingresos brutos, repercuten en todas las áreas de la economía de manera negativa.
¿Cuáles son las recomendaciones políticas del Banco Mundial para impulsar el desarrollo de las cadenas agroalimentarias de manera integral?
Marco económico y político. Desde el punto de vista del sector público, la entidad apunta a desarrollar una visión nacional para el sector agroalimentario argentino que brinde estabilidad y un camino claro a seguir, junto con un entorno normativo favorable para el sector, que promueva inversiones en bienes públicos. Eliminar restricciones, intervenciones en mercados e impuestos distorsivos, como los derechos de exportación.
Sostenibilidad ambiental y resiliencia. Cada tres o cuatro años se producen importantes fenómenos relacionados con el clima que afectan al sector y ponen en riesgo el sector y la economía nacional. Las sequías han causado importantes pérdidas de producción, de hasta el 45% durante la sequía más reciente. Estas pérdidas se traducen en fuertes impactos para el PIB: tras la sequía de 2018, se contrajo un 2,5% y, como consecuencia de la más reciente, se contrajo un 3%.
Estos fenómenos serán cada vez más frecuentes. Por lo que requieren inversiones a largo plazo y mejorar las prácticas de sostenibilidad y la resiliencia. La inversión en Innovación e I+D resultará clave en este aspecto.
En materia de sostenibilidad, se apunta a avanzar en plataformas que mejoren el seguimiento y la trazabilidad de la producción para promover esquemas de certificación; y el desarrollo de herramientas de financiamiento innovadoras, instrumentos de gestión de riesgos y mecanismos de garantía para las inversiones, como asociaciones de garantía mutua, fideicomisos, certificados para la compra de valores, obligación.
Inclusión social. El sistema agroalimentario argentino, si bien ayuda a alimentar al mundo, también es crucial para la seguridad alimentaria nacional. En promedio, el 70% del valor bruto de la producción agroalimentaria se destina al consumo interno, aunque existen variaciones considerables entre las cadenas de valor.
Aproximadamente la mitad de los alimentos que se consumen en Argentina provienen de explotaciones agropecuarias familiares, que son las más expuestas a los shocks económicos y climáticos.
El informe del Banco Mundial indica que la información sobre micro y pequeños productores es dispersa y escaza. Siendo que estos sectores de la cadena son los que mayores necesidades básicas insatisfechas poseen, el organismo recomienda: mejorar los registros y bases de datos para que los programas de asistencia y políticas específicas de apoyo lleguen a quienes los necesitan; promover mayor integración de agricultores familiares a las cadenas de valor y mercados; invertir en infraestructura rural y facilitar el acceso a mercados financieros.
También hace referencia a incorporar una perspectiva de género en los programas de gobierno mediante el fortalecimiento específico en la representación y la capacidad de acción de las mujeres en el diseño y la ejecución de programas. Y fortalecer los derechos y servicios básicos de comunidades indígenas, respetando sus derechos, prácticas culturales y cosmovisión.