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El INTA frena el ajuste y refuerza su rol estratégico

El consejo directivo bloqueó el plan oficial que buscaba despidos masivos y la venta de activos clave del organismo.

29 de Noviembre de 2024

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), organismo clave en el desarrollo agropecuario de Argentina, resistió este jueves un intento de ajuste propuesto por el Gobierno Nacional. La medida, presentada como un "plan de modernización", incluía la venta de bienes inmuebles, estaciones experimentales y campos de investigación, además de miles de despidos y retiros voluntarios. Sin embargo, el consejo directivo decidió no avanzar con la iniciativa, argumentando que el impacto de estas medidas podría desarticular una institución estratégica para el agro.

Un organismo con historia y alcance nacional
Fundado el 4 de diciembre de 1956, el INTA tiene como objetivo principal "impulsar, vigorizar y coordinar el desarrollo de la investigación y extensión agropecuaria" para mejorar la tecnificación del sector rural y las condiciones de vida en el campo. Desde sus inicios, el organismo se ha posicionado como un referente en la investigación aplicada y en la transferencia de conocimientos hacia los productores agropecuarios.

Actualmente, el INTA cuenta con una red de 52 estaciones experimentales, más de 350 agencias de extensión rural y numerosos campos de investigación distribuidos en todo el país. En estos predios, equipos multidisciplinarios trabajan en áreas como genética, biotecnología, manejo de suelos, meteorología y desarrollo de tecnologías sostenibles. El organismo emplea a 6.450 personas, en su mayoría profesionales especializados en disciplinas como agronomía, biología, veterinaria y ciencias ambientales.

El ajuste propuesto y su impacto
El plan impulsado por el Ejecutivo incluía la venta de terrenos clave, como la sede central del INTA y varios campos experimentales, además de la reducción de su planta de personal mediante despidos masivos y retiros voluntarios. Según trascendió, el ajuste buscaba achicar el presupuesto del organismo, bajo la premisa de que se trataba de una estructura "sobredimensionada". Sin embargo, los representantes ruralistas, universidades públicas y otros sectores del consejo directivo rechazaron la propuesta por considerarla incompleta y de impacto incierto.

Los sindicatos y trabajadores del INTA, junto con representantes de entidades como la Sociedad Rural, Coninagro y CRA, alertaron sobre los riesgos de desmantelar una institución que es vital para el desarrollo agropecuario del país. "El INTA no solo brinda soporte técnico, sino que también lidera investigaciones que posicionan al agro argentino como un referente global. Desarticularlo sería un golpe a nuestra competitividad y soberanía tecnológica", señalaron.

Un contexto agrícola que demanda más ciencia y tecnología
La resistencia al ajuste ocurre en un momento crítico para el sector agropecuario. Según datos de la Bolsa de Cereales, la campaña agrícola 2024 avanza con rendimientos prometedores en cultivos como el trigo, que registra un 38,7% de avance en la cosecha, con un rendimiento promedio de 21,2 quintales por hectárea, y la cebada, que presenta un rinde promedio de 37,5 quintales por hectárea en sus primeros lotes recolectados. Sin embargo, el impacto de fenómenos climáticos adversos y la necesidad de tecnificar la producción subrayan la importancia de instituciones como el INTA.

El trabajo del organismo ha sido clave para desarrollar tecnologías que mejoren la productividad y sostenibilidad del agro, desde variedades resistentes al estrés hídrico hasta prácticas de manejo que optimizan los recursos naturales. Desmantelar esta estructura no solo afectaría a los pequeños y medianos productores, sino también a la capacidad del país para enfrentar los desafíos del cambio climático y la volatilidad de los mercados internacionales.

Perspectivas y desafíos
Aunque el ajuste quedó bloqueado, el futuro del INTA sigue siendo incierto. Las entidades vinculadas al agro y los trabajadores del organismo llaman a un diálogo más amplio para definir su rol estratégico en el desarrollo rural. Mientras tanto, el INTA continúa siendo una pieza fundamental en la cadena agroindustrial, reafirmando su misión de generar conocimiento y tecnología al servicio del país.

La pregunta ahora es si el Gobierno insistirá en implementar cambios estructurales o apostará por fortalecer una institución que, a lo largo de sus 68 años, ha demostrado ser un pilar para el desarrollo agropecuario argentino. Por ahora, el INTA resiste, consciente de que su rol trasciende coyunturas políticas y es esencial para el futuro del agro.

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