Alertan sobre los riesgos detrás del 2,4% de inflación
El economista Jorge Ingaramo analizó los datos de noviembre. Aunque este número ha generado sorpresa y debates, el acumulado anual ya alcanza un alarmante 112%, con proyecciones que indican un cierre de 2023 en torno al 116%
El economista Jorge Ingaramo analizó los datos de inflación de noviembre, que se ubicaron en un 2,4%. Aunque este número ha generado sorpresa y debates, el acumulado anual ya alcanza un alarmante 112%, con proyecciones que indican un cierre de 2023 en torno al 116%. Según Ingaramo, la cifra no refleja una mejora económica real, sino una serie de factores coyunturales que esconden desequilibrios preocupantes.
Alimentos y precios estacionales: claves del mes
Uno de los elementos más destacados por Ingaramo es el comportamiento del rubro alimentos, que solo creció un 0,9% en noviembre, convirtiéndose en un factor clave para moderar el índice general. Sin embargo, sectores como educación, salud, transporte, servicios públicos, restaurantes y hoteles impulsaron la inflación al alza, especialmente en el área metropolitana de Buenos Aires.
Además, los precios estacionales cayeron un 2%, lo que ayudó a contener el índice general. Sin embargo, Ingaramo subrayó que la inflación núcleo, que excluye precios regulados y estacionales, se ubicó en un 2,7%, mostrando una presión inflacionaria más elevada de lo que sugiere el promedio mensual.
Factores económicos: tipo de cambio, impuestos y atrasos cambiarios
El economista destacó tres factores fundamentales que influyen en la inflación y que reflejan tensiones económicas más profundas:
Reducción del impuesto PAIS: La baja en este tributo, que grava las importaciones, impactó sobre los 60.000 millones de dólares anuales que el país importa en bienes. Representando aproximadamente el 14% del PBI, esta medida ha reducido costos internos, pero según Ingaramo, no ha sido suficiente para generar un alivio sustancial en la economía.
Tipo de cambio en descenso: Ingaramo señaló que el tipo de cambio, históricamente un impulsor de la inflación, está actuando en sentido contrario. La brecha cambiaria entre el dólar oficial y las variantes financieras, como el MEP y el contado con liquidación, se redujo a menos del 4%. Este fenómeno, sumado a la caída de los precios internacionales, ha ayudado a contener los precios locales.
Atrasos cambiarios y desbalances entre bienes y servicios: Mientras que los precios de los bienes aumentaron un 92,6% en lo que va del año, los servicios crecieron un 176,7%. Según Ingaramo, esta disparidad refleja síntomas claros de atraso cambiario, lo que podría comprometer la competitividad de sectores clave como el agroindustrial.
Riesgos económicos y desafíos estructurales
El economista expresó su preocupación por el aumento del "carry trade", una estrategia financiera en la que inversores cambian dólares a pesos para aprovechar rendimientos locales y luego regresan al dólar con ganancias. Este fenómeno, combinado con un atraso cambiario y una sobreexpansión del crédito en pesos, podría desestabilizar el mercado cambiario a mediano plazo.
Por otro lado, Ingaramo advirtió sobre los problemas que enfrentan las producciones transables, como el agro y las agroindustrias, que representan el 65% de las exportaciones del país. Estos sectores enfrentan precios internacionales bajos, un atraso cambiario que afecta su rentabilidad y la persistencia de retenciones que no pueden ser eliminadas en el corto plazo.
Conclusión: una inflación que no invita al optimismo
Para Ingaramo, la inflación de noviembre debería estar más cerca del 1% mensual, considerando factores como la baja del impuesto PAIS, la reducción de los precios estacionales y el tipo de cambio nominal a la baja. Sin embargo, advierta que los problemas estructurales de la economía, como los desequilibrios cambiarios y la presión sobre los sectores productivos, no pueden ser ignorados.
"Este 2,4% no es un motivo para festejar. Es más bien una señal de alerta sobre los riesgos que enfrenta la economía argentina",