La fina no viene fácil
Con precios internacionales debilitados, el pago de derechos de exportación, un tipo de cambio que ha vuelto a atrasarse, precios de insumos que se encarecen y una Niña en camino, cada determinación deberá manejarse con extremo cuidado.
No pocos economistas insisten en que con la combinación de un dólar oficial relativamente quieto e inflación del 13 al 20% mensual, el poder adquisitivo de la divisa estadounidense ha perdido mucho terreno en nuestro país. El valor del dólar libre ajustado por inflación hoy es el más bajo en cuatro años. No es menor para la actividad agropecuaria, castigada con la aplicación de retenciones, altos impuestos internos y precios internacionales que difícilmente mejoren demasiado.
Como dato poco habitual, el trigo argentino se ha acomodado muy cerca de los precios del Mar Negro, una zona habituada a vender el cereal a valores de remate. Esto marca un punto de partida complicado para el agroempresario de nuestro país.
Se considera asimismo que asistimos a la peor relación insumo/producto en tiempos recientes respecto del fertilizante nitrogenado. Desde luego todo es más complicado para aquel que pretende hacer trigo o cebada arrendando. En este contexto todas las decisiones deberán ser meditadas puntillosamente, al tiempo que será necesario pulir cada proceso para evitar pérdidas por ineficiencias, que esta vez se pagarán aún más caras.