Trigo: puede ser un error subestimar a Brasil
Ha dado muestras de lo que puede hacer cuando se propone un objetivo en el ámbito agropecuario. Y viene sumando herramientas para reducir su dependencia de las importaciones de este cereal. Es el 50% de nuestras ventas externas.
Ha dado muestras de lo que puede hacer cuando se propone un objetivo en el ámbito agropecuario. Y viene sumando herramientas para reducir su dependencia de las importaciones de este cereal. Es el 50% de nuestras ventas externas.
Hace muchos años un especialista uruguayo que trabajaba en ganadería me advirtió en Riberao Preto, en el centro este de Brasil, que la producción de carne en este país estaba cambiando aceleradamente. "Ustedes no tienen idea de lo que está ocurriendo aquí, los van a pasar por encima". Tenía razón, el tiempo lo demostró largamente. Lo mismo sucedió con el maíz.
Subestimar a Brasil en términos de producción agropecuaria es suicida. Se trata de un país que, a diferencia de la Argentina, tiene en claro el potencial del campo, su capacidad para generar divisas, y vive poniéndole fichas, incluso con gobiernos populistas.
Llevamos meses con comentarios recurrentes ligados al trigo y la chance de que el país alcance la autosuficiencia. Por cierto, hay elementos para inquietarse. Más aún considerando que es nuestro cliente excluyente en la materia. Alrededor del 50% de las exportaciones argentinas de trigo tienen este destino. Eso genera un paraguas que en alguna medida nos protege de un mercado internacional con precios sensiblemente menores. Ahí están Rusia y Ucrania, ofreciendo el cereal a un FOB inferior a los u$s 280, cuando nuestro FOB ronda los u$s 350.
El punto es que el socio del Mercosur no parece convencido de importar trigo argentino por el resto de sus días, y está trabajando para cambiar esa realidad. El trigo es el único producto agrícola que necesita importar, y eso es algo que los brasileños, orgullosos de su producción agropecuaria, no pueden digerir.
La actitud de un argentino promedio ante este escenario seguramente pasaría por confiarse, por desarrollar una autosuficiencia realmente peligrosa, mezclada generalmente con la indolencia y desconexión de sus funcionarios, ocupados en apagar los incendios que ellos mismo generan.
Lo comentado antes con el caso de la carne vacuna y el maíz es un ejemplo que no debería perderse de vista. Anima a pensar que ninguna opción debe ser descartada, y eso incluye posibles dificultades con nuestras ventas de trigo. Hay un montón de señales al respecto. En un país serio funcionarios del gobierno ya estarían contactando al gran cliente, para analizar lo que está ocurriendo y para mantener el grado de seducción necesario de modo de evitar perder su formidable capacidad de compra, o al menos atenuar el daño. Nadie parece estar ocupándose de este tema en la Argentina.
Brasil ya autorizó el trigo HB4. Lo imagina produciendo en zonas como el Cerrado, donde llueve poco y nada durante el invierno. Y ahora tiene además una variedad tropical que entusiasma a los técnicos de Embrapa y los lleva a apostar por la autosuficiencia a más tardar en 5 años. Incluso piensan pelear una posición digna dentro del mercado de exportaciones del cereal, competir por un lugar en el top ten. Este año ya dieron muestras de ello.
El trigo tropical se ha probado con éxito en estados como Goiás y Minas Gerais. El productor rural Paulo Bonato, de Cristalina, en Goiás, cosechó 9,63 toneladas de trigo por hectárea, tres veces más que el promedio nacional del año pasado. Celso Moretti, presidente de Embrapa (Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria), dice que no es descartable pensar en 10 toneladas por hectárea. Y se trataría de un trigo de alta calidad, con un contenido de proteína elevado.
Se estima que este año Brasil necesitará alrededor de 13 o 14 millones de toneladas de trigo. En la zafra 2022/2023 originó más de 10 millones de toneladas de este cereal, 4 millones de toneladas más que en 2019. La superficie volvería a crecer 5% esta campaña. En el universo triguero sigue predominando el sur del país, pero el Cerrado ya comienza a emerger con alrededor del 10% del área.
Para Safras & Mercado, el potencial de producción 2023/24, considerando una productividad dentro de los límites normales y sin contratiempos climáticos, debería llegar a 12,07 millones de toneladas. Sin números que deberían inquietar a nuestros funcionarios.
En el Cerrado, el trigo se siembra de marzo a junio. Esta variedad tropical es adecuada para producir panificados. Hay 4 millones de hectáreas en esta parte del país que no necesitan ser deforestadas, listas para recibir este cultivar adaptado a las temperaturas de la región.
"El trigo podría ser la próxima frontera agrícola en Mato Grosso", se entusiasman los medios brasileños mientras los funcionaros argentinos duermen la siesta. Juegan además los beneficios que las raíces del cereal van generando en el suelo, mejorando su capacidad de retención de agua. Incluso se cree que pueden reducir la población de nematodos que complica a la gruesa. Por lo demás, evalúan que el trigo asociado a cultivos como la soja permitirá generar ingresos durante todo el año
No va a pasar mañana, ni el próximo mes, pero el río suena y por lo general cuando esto sucede, agua trae. Si algo podría faltarnos sería perder a Brasil como cliente para el trigo o resignarnos a venderle cantidades cada vez más acotadas. El punto es qué funcionario argentino podría ocuparse de proyectar este tema y analizar el futuro de nuestro trigo cuando están ocupados únicamente en exprimir al productor para mantener sistemas clientelistas.