Editorial

 El Plan Llegar tiene un nuevo dólar soja

El gobierno sigue armando puentes precarios. Lo que menos le interesa es mejorar la situación del productor. El asunto es extender la mecha y evitar una debacle antes de las PASO.

Claudio Gianni
28 de Noviembre de 2022

El gobierno sigue armando puentes precarios. Lo que menos le interesa es mejorar la situación del productor. El asunto es extender la mecha y evitar una debacle antes de las PASO.

Era probablemente uno de los sucesos por venir más previsibles. Un voto cantado ciertamente. Un gobierno sin plan solo puede ir de remiendo en remiendo, empeñado únicamente en estirar la mecha del megaexplosivo que ha creado, llegar a las elecciones y entregarle semejante presente griego a su sucesor.

El dólar soja III durará hasta poco antes de que den las 12 y arranque el nuevo año. En ese lapso el productor podrá cobrar $230 por cada billete verde que en el mercado real vale $320. Debería redondear unos $ 90.000 sobre los $180.000 que hubiera percibido en condiciones normales, sin derechos de exportación y con el dólar que marca el intercambio entre privados. Poco, muy poco. Y además es harto probable que con el sistema en marcha el precio en dólares se deprima. O lo depriman. Habrá que hacer bien todas las cuentas.

Sin ponerse colorado, el ministro Massa afirma que la iniciativa apunta a batir el record de exportaciones por parte del complejo agroindustrial y generar mayor actividad en el sector. Hasta el último desprevenido sabe que el objetivo es tapar los agujeros que tiene por delante la Administración. El vamos viendo en su máxima expresión.

Esta medida le permitiría al Banco Central recuperar los u$s 1500 millones que perdió desde la finalización del segundo dólar soja y obtener divisas hasta el próximo capítulo de esta misma variante diferenciada. El tirón es largo, hay que recordar que la seca ya se llevó al menos u$s 10 mil millones que no estarán disponibles en 2023. También que trigo y maíz temprano van a aportar poco y que habrá que sobrevivir hasta el ingreso de la soja en abril. Hay que decir además que el atraso en la siembra de la oleaginosa es histórico, y que corresponde empezar a considerar rindes que estarán lejos de los objetivos, con tendencia a empeorar. Serán menos ingresos todavía.

La escapada de los dólares alternativos, la vuelta a un escenario de sangría en el Central y la caída de las ventas del campo empujaron para reflotar esta criatura pergeñada por Massa. Algunos agregan el impacto del dólar Qatar, que habría sido el golpe de gracia para las huestes de Pesce. Lo del campo es comprensible, un dólar a $ 165 es condenatorio para el que invirtió en la producción de granos. Es rifar el futuro.

Con el retorno de esta dádiva se matan dos pájaros de un tiro. Entran dólares y recaudación tributaria para intentar alcanzar las metas con el FMI, fiscales y a nivel reservas. El punto es cuantas nuevas vidas se consiguen, si es que este fuera un juego para PC. Porque el segundo dólar soja reunió más de u$s 8.000 millones y a los pocos meses el panorama vuelve a ser apretado.

El nuevo esquema se completa con una reducción de retenciones para la industria, "un premio a quienes generan trabajo y para propender a la exportación de valor agregado", según indica el ministro, sugiriendo que el campo no lo hace. A ciencia cierta los aceiteros vienen moliendo bastante menos de lo habitual, y el poroto del último dólar soja se fue tal cual, en gran medida sin procesamiento. Esta vez sucederá seguramente lo mismo.

Estados Unidos sigue de cerca la movida, sabe que es el pato de la boda. Sus traders creen que el productor argentino venderá entre 4 y 6 millones de toneladas esta vez. Las importaciones de soja de China desde la Argentina aumentaron un 473% en octubre frente al mismo mes de 2021 y fueron un 122% más altas respecto de septiembre. Un factor importante fue que el origen Argentina resultó significativamente más barato que la soja de Brasil y EE. UU. De ahí el temor a un nuevo dólar soja; las ventas en el país de las barras y las estrellas se caen automáticamente ante el hot sale argentino.

A Brasil tampoco le causa mucha alegría la noticia. "Los productores brasileños y estadounidenses ya deben estar preparándose para un lunes nervioso para la soja por culpa de los argentinos", se quejaba el viernes un analista del país vecino. Está convencido de que habrá impacto en Chicago.

Es absolutamente comprensible que el productor argentino venda en estas condiciones. Es lo que hay. Para el país tendrá otra vez un costo muy alto, salvo Plan Bonex o algo parecido en camino. Y el resto de las actividades lo padecerán. El gobierno alude a un sistema de asistencia en las cadenas de valor láctea, porcina y avícola, con el objetivo de "evitar que este incremento en el precio del poroto de soja impacte en los costos de las otras cadenas".

No pocos productores hablan de un tiro de gracia para las ganaderías de carne y leche, con costos de alimentación a valor dólar libre que no paran de crecer, y en medio de una sequía histórica. No confían, y probablemente tienen motivos para hacerlo.

Otro dólar soja en curso, que además también tira al diablo todo lo que conocíamos como estrategias de comercialización en soja. No es un nuevo paradigma, es solo un descalabro más al que hay que adaptarse.

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