Lo que se impide es la circulación de camiones que lleven carga de cereales pero no deja de generar una congestión en el sector en el que se concentran los manifestantes. El reclamo apunta a formalizar un cuadro tarifario en el que se unifiquen los criterios entre los dueños del cereal y los encargados de transportarlo.
Cada flete de camión se pacta en forma individual y eso genera una inagotable cantidad de precios dentro de un mismo rango laboral. En el caso del transporte de granos se producen diferencias significativas en las tarifas, no sólo dependiendo del peso, volumen y tipo de producto transportado y la ruta elegida.
Hay profundas distorsiones en el mercado de fletes lo cual se acentúa en épocas posteriores a la cosecha. Sin coordinación se pierde poder de negociación para operar y se genera una disparidad entre los transportistas y sus contratantes, lo cual reduce el beneficio de los primeros. Los precios son muy flexibles y están muy sujetos a negociaciones entre partes. El que ejerce una posición dominante termina torciendo a su favor el mecanismo de fijación del precio.