De la aspirina a la agricultura
La compañía combinada controlaría cerca de 30% del mercado de semillas
Los accionistas de Bayer parecían mostrar un optimismo cauteloso luego de que el gigante alemán sellara la compra del productor estadounidense de semillas Monsanto por US$57.000 millones.
El gigante alemán de fármacos y químicos culminó el miércoles un cortejo de varios meses al anunciar un acuerdo en efectivo para adquirir Monsanto por US$128 la acción. El precio sorprendió gratamente a los accionistas escépticos que preveían que Bayer no tendría más remedio que elevar su oferta a entre US$130 y US$135 la acción para satisfacer las exigencias de la junta directiva de Monsanto.
Al sumar la deuda, el valor de la operación asciende a US$66.000 millones y las empresas esperan que se complete para fines de 2017.
"Me sorprendió que el precio fuera más barato de lo que preveía", confesó Markus Manns, gestor de fondos de la firma Union Investment, uno de los inversionistas de Bayer. Manns sugirió que Monsanto podría haber quedado en una posición negociadora más débil de lo que muchos pensaban ante la debilidad del mercado estadounidense de granos.
La acción de Bayer llegó a subir a los 97,71 euros, US$109,73, durante la jornada del jueves, pero cerró con una caída de 2,33% a 91,37 euros.
"El precio de adquisición inferior al previsto probablemente será bien recibido [por los inversionistas] aunque el largo período de cierre probablemente limitará el alza de las acciones de Bayer hasta 2017", dijeron analistas del banco estadounidense de inversión J.P. Morgan.
Además de cortejar a Monsanto durante los últimos meses, el presidente ejecutivo de Bayer, Werner Baumann, pasó incontables horas tratando de convencer a sus propios inversionistas que la compra de Monsanto aportaría valor. Muchos se resistieron al pensar que la transacción resultaría demasiado complicada para una empresa farmacéutica altamente endeudada.
El pasivo neto de Bayer alcanzó los 17.450 millones de euros, unos US$20.000 millones, en 2015, más del doble de los 7.000 millones de euros de 2011, antes de realizar una serie de adquisiciones.
Los inversionistas, sin embargo, parecen pensar que el precio más bajo de lo calculado, junto a un entorno crediticio propicio, podrían permitirle a Bayer reducir la deuda de manera relativamente rápida.
"Puesto que el financiamiento viene principalmente de dinero prestado a tasas muy bajas, el acuerdo debería ser positivo para Bayer", dijo Jim Nelson, gestor de portafolio del fondo neoyorquino Euro Pacific Capital Inc., que posee acciones de Bayer. "La compañía combinada controlaría cerca de 30% del mercado de semillas, lo que mejora su poderío para fijar precios", agregó.
De todos modos, inversionistas y analistas han indicado que Bayer tendría poca flexibilidad para buscar otras adquisiciones. Para generar efectivo, podría tener que desprenderse de su participación mayoritaria en Covestro AG, un negocio de polímeros plásticos de alto desempeño que Bayer escindió el año pasado, y también de su filial de salud animal, dicen algunos inversionistas.
Al mismo tiempo hay preocupación por el impacto que la compra de Monsanto tendrá en el portafolio de negocios de Bayer al inclinar a la empresa hacia la agricultura en desmedro de sus rentables operaciones de salud. La división de ciencia de cultivos pasaría a representar cerca de la mitad de la facturación del grupo tras la adquisición de Monsanto, comparado con 30% en 2015. El negocio de salud aportaría la otra mitad de las ventas.
Cuando Bayer aumentó la semana pasada su oferta por Monsanto a US$127,50 la acción, algunos inversionistas mantenían su oposición al acuerdo. Greg Herbert, gestor de fondos de la firma británica de valores Jupiter Fund Management PLC, dijo que Bayer "se quedaría con un balance muy apalancado y el esfuerzo del equipo de gestión para integrar las dos empresas podría desembocar fácilmente en el descuido del negocio farmacéutico". Herbert dijo el jueves que no tenía nada que agregar sobre la transacción.
Antes de que el proceso de integración pueda comenzar, Bayer debe superar obstáculos regulatorios que podrían aplazar o hundir el acuerdo. Bayer y Monsanto tienen negocios redundantes en las áreas de semillas de algodón y herbicidas, lo que podría obligarlas a desprenderse de esas filiales, señalan analistas.
El pacto es parte de la ola de consolidación en el sector agroquímico conforme una serie de rivales, como Dow Chemical Co., DuPont Co., Syngenta AG y China National Chemical Corp. deben saltar sus propias vallas regulatorias para que sus propuestas fusiones sean aprobadas.
"Hay una buena probabilidad de que el acuerdo sea rechazado por motivos antimonopolio", señaló Nelson, el gestor de Euro Pacific. "Se ha producido mucha consolidación recientemente, de modo que los reguladores serán renuentes a aprobar el pacto".
Bayer y Monsanto reconocieron el miércoles que enfrentan obstáculos regulatorios, pero expresaron optimistas de que serán adecuadamente resueltos.