Guillermo Quiroga, presidente de la Asociación Tomate 2000, comentó que la temporada pasada terminó en Mendoza con rindes un poco más altos que años anteriores, mientras que en San Juan fueron algo inferiores, porque las lluvias de enero afectaron la producción. De ahí que el nivel general fuera un poco más bajo.
En cuanto a la que empezó hace un par de semanas, manifestó que había empezado con una previsión de que la superficie iba a crecer, pero ahora algunas industrias importantes están redefiniendo su programa productivo por la situación del país. Si bien se esperaba llegar a unas 2.500 hectáreas entre los productores mendocinos y sanjuaninos que integran la entidad, es probable que terminen siendo unas 2.300, con un leve incremento en Mendoza y una disminución en San Juan. De todos modos, resaltó que hay que aguardar a que se termine la plantación para contar con datos definitivos.
Pese a eso, como se pronostica un año seco y la dotación de agua está asegurada (mas allá de las bajas precipitaciones en la Cordillera), se espera que el rendimiento sea bueno, por encima de las 90 toneladas por hectárea. Y destacó que el cultivo está muy mecanizado y hay prestadores de servicios de trasplante y formación de la cama, lo que contribuye a que los rindes sean altos.
Fuente: Diario Los Andes