El bienestar animal mejora la producción en los tambos
Según una investigación de la Facultad de Agronomía de la UBA, el bienestar animal es una de las prácticas pecuarias que conducen a mejorar la calidad de leche.
Recientes estudios demostraron que el bienestar animal en los tambos mejora la producción. La inversión para mejorar este punto es casi nula, y permite producir la misma cantidad de leche que con los métodos considerados más eficaces.
Luciana Martínez Luque, ingeniera agrónoma de la Universidad Nacional de Córdoba, relevó diferentes indicadores del bienestar animal en siete tambos representativos de la zona y llegó a la conclusión de que, más allá del nivel de tecnología o las instalaciones de los tambos, el bienestar animal determina gran parte de la productividad y calidad de la leche que llega a la industria.
En su trabajo, la investigadora detalló los niveles de producción obtenidos en los tambos, en relación a las instalaciones y al manejo. De este modo concluyó que si bien el tambo que presentó la mejor situación de bienestar animal obtuvo 27,5 litros de leche por vaca y por día (en un sistema pastoril con suplementación), otro tambo en donde se hubiera esperado que el nivel de producción fuera mayor por el tipo de sistema (encierre permanente y alimentación mezclada), la cantidad de leche obtenida fue similar (27,14 l/vo/día).
"En la medida que el ambiente se vuelve desfavorable, el organismo del animal se tiene que adaptar. Este cambio implica respuestas fisiológicas que pueden llevar a causar estrés y pérdidas cuantificables en la producción, o incluso una caída inmunológica en el animal, que podría estar más propenso a sufrir infecciones", explicó Martínez Luque al sitio de divulgación científica Sobre la Tierra.
"Muchas veces, con el objetivo de mejorar el sistema, el productor toma decisiones desordenadas o hace una gran inversión en infraestructura, cuando quizás hubiera tenido que trabajar en el manejo de los animales dividiendo los lotes, con un costo cero", indicó.
Tres claves que hacen la diferencia
En primer lugar, Martínez Luque aconsejó tener especial cuidado durante el arreo: "Los animales deben venir a su paso y sin amontonarse. La vaca es un animal rutinario; por lo general le gusta repetir los horarios de ordeñe. Cuando uno modifica estas rutinas, el animal se estresa".
En segundo lugar, la investigadora recomendó mejorar los tiempos de espera y contar con la superficie necesaria para los animales, dado que "a veces traerlos amontonados genera un estrés innecesario que se podría solucionar manejando diferentes lotes en distintos momentos".
Por último, "no se debe recurrir a gritos, silbidos o golpes. Mucho menos a picanas. El animal debe sentirse cómodo y seguro de entrar a la instalación. Tampoco recomendamos el uso de perros, así como cualquier trato que ocasiones golpes o lesiones. Todo eso hace a la diferencia", resaltó la ingeniera.