No hay dólar soja que alcance
El último experimento no logró levantar las reservas del Banco Central, hundidas en un rojo que alarma. Las posibles soluciones se van acotando, y el tiempo corre. Mantener una paridad cambiaria artificial es cada vez más costoso.
El último experimento no logró levantar las reservas del Banco Central, hundidas en un rojo que alarma. Las posibles soluciones se van acotando, y el tiempo corre. Mantener una paridad cambiaria artificial es cada vez más costoso.
Sucedió lo que se sabía iba a pasar. El Banco Central tuvo que asistir al final abrupto de una racha de veinte ruedas consecutivas con saldo a favor. Ni bien el árbitro se llevó al silbato a la boca y decretó el final del último dólar soja, el encantamiento se rompió y todo vuelve a ser preocupación en el gobierno.
El gráfico de Julián Yosovitch exime de mayores comentarios. Muestra las evoluciones de las reservas netas del Banco Central y su interrelación con los distintos programas popularmente conocidos como dólar soja, el único recurso cierto que tiene el gobierno para intentar sostener los alicaídos números de la autoridad monetaria.
Claramente lo que entra por una puerta sale por la otra, y ya no hay dólar soja que alcance, ni restricciones a las importaciones -las provincias han sido las últimas víctimas- que resulten suficientes.
Lo mismo se verifica recurriendo a las reservas brutas, que arrancaron para el primer dólar soja en torno de los 36.700 millones para terminar al cabo del segundo dólar soja algo por encima de los 44.500 millones. Hasta ahí los festejos. Pero el dólar soja 3 arrancó con reservas brutas en derredor de los 37 mil millones y a poco de haber terminado el saldo bordea los 32.600 millones. Es un fracaso, pero no es su culpa.
Es que la carroza -humilde por cierto- de los $300 por dólar se convirtió en una calabaza de no más de $240, y los productores ya no querrán abordarla. Sería lo de menos si el Central hubiese logrado retener una porción significativa de las liquidaciones. Pero esta vez no sucedió.
Después de tres envíos enmarcados en el pomposamente denominado Programa de Incremento Exportador, el ministro de Economía recorre el mundo pasando la gorra, y contra lo que se diga respecto de la tarea en China, todavía no puede asegurarse que el gobierno llegará a las PASO sin turbulencias de gravedad en el mercado cambiario.
Quienes conocen el tema aseguran que el balance de la cruzada a Shangái y Beijing dejó como saldo una serie de anuncios sobre inversiones chinas en la Argentina que no serían precisamente nuevas, y en términos de dinero relativamente contante y sonante se habla de unos USD 5000 millones, de los cuales se habrían gastado anticipadamente USD 1500 millones.
No alcanza para llegar a agosto, menos que menos a diciembre, con vencimientos de deuda en torno de los USD 11000 millones de acá a fin de año.
Por esa razón una respuesta positiva del Fondo Monetario Internacional al mangazo de Massa se torna imprescindible para el ministro. Quienes están cerca de las negociaciones aseguran que el organismo no le habilitaría más de USD 2000 millones si no hay una devaluación consistente, algo que cuenta con el rechazo de la líder política del frente gobernante. De hecho la sangría de billetes verdes a precio módico tiene como objetivo sostener una paridad ficticia. El Fondo lo sabe y amenaza con cerrar el grifo, si bien no puede dinamitar el vínculo.
El campo vino compensando este sinsentido, hasta que algo falló. Es que del último dólar soja el Banco Central solo pudo retener menos del 30% de lo liquidado. Para eso tuvo que perder y emitir $260 mil millones y $680 mil millones respectivamente, alimentando la inflación.
El porcentaje de dinero que logró atesorar la autoridad bancaria es bastante menor que lo capturado con los PIE I y PIE II (65 y 75% respectivamente). Incluso hay dudas respecto del último día de operatoria, en que se liquidó repentinamente el 20% faltante para cerrar la cifra esperada.
Dante Romano destaca que los compradores convalidaron precios con los que se generan contramárgenes para la industrialización. Se sospecha que los aceiteros consideraron que lo que no lograran comprar en cosecha, con presión financiera y logística, y el plus del dólar soja, sería muy complejo de originar después.
"El resultado del último dólar soja es muy malo -enfatiza un financista-. El BCRA compró USD 1400 millones y se perdieron al menos USD 2000 millones en reservas netas. Y para comprar esos dólares debió emitir el 12,5% de la base monetaria. Implica más presión cambiaria e inflacionaria".
Mientras tanto, el Gobierno tiene un vencimiento de USD 2700 millones muy pronto, y otro similar en julio, y no quiere devaluar más de lo que ya lo está haciendo mediante el crawling peg. Aseguran que estaría pensando en otro dólar diferencial con algún sector que pueda garantizarle un nuevo salvavidas, aunque sea por un tiempo.
Las complicaciones se aceleran. El Banco Central ya emitió $400.000 millones en junio para el auxilio indirecto al Tesoro. A los USD 20000 millones que el agro no ingresará por la seca hay que sumar que el déficit comercial creció en abril, lo que hace que sea cada vez más difícil mantener las restricciones al dólar. El cepo cambiario atenta contra la actividad, se devora las reservas internacionales y esconde inflación reprimida. En semejante escenario hay señales de desesperación y fragilidad que advierten los operadores.
Todos discuten el número exacto, pero están de acuerdo en que las reservas netas del Banco Central son negativas. Se sospecha que la entidad está haciendo uso de los encajes que respaldan depósitos en dólares para atender sus obligaciones.
Lo mismo ocurre con el desarme de los swaps chinos. Desde ya no es sostenible en el tiempo. La inflación está fuera de control, de modo que la única chance que le queda a Massa para mantener su pretensión de candidato es algún éxito frente al dólar.
Solo en mayo gastó entre USD 800 millones y USD 1000 millones de las reservas para comprar bonos en dólares, que luego vende en el mercado contra pesos para mantener a raya los dólares financieros. El rojo fiscal es abultado, mientras se concreta el canje de deuda pública más grande de la historia. En resumidas cuentas, que pague el que sigue.
Mientras tanto, Massa hace malabares para mantener la sensación de que pronto llegarán fondos frescos. Todos coinciden en que sin plata para intervenir en el mercado cambiario, las semanas que sigan al cierre de las listas de candidatos serán muy difíciles.
El desmanejo de lo economía lo ha llevado a esta situación. La seca solo puso al descubierto esta realidad. Es grotesco que golpee las puertas del Fondo cuando el mundo lo observa coquetear con las apetencias chinas sobre nuestro país.
El campo en tanto asiste a la desintegración de sus mercados. Localmente los granos bajan y bajan, a contramano de lo que ocurre en Chicago. Romano cree que muchos productores -y por lo que se ve también compradores- están convencidos de que se viene un dólar maíz. Sin embargo, tampoco habría que descartar otro dólar soja.
Es el perro que se muerde la cola una y otra vez ante la ausencia de un ajuste del gasto y de las variables clave de la economía, totalmente perturbadas por la política del gobierno.
No va a funcionar.