No sólo inocular
Cada vez hay más información que confirma que la soja responde mejor a una nutrición balanceada a través de los años que a una aplicación en la siembra. Se encuentran diferencias de hasta 90%
La soja se enfrenta a una campaña distinta en la que los grandes pooles de siembra se retiran y liberan superficie para cultivar por productores de menor escala. Estas condiciones pueden ser e una oportunidad para hacer un manejo más responsable de los lotes controlando malezas a tiempo para acumular así más agua en el perfil y asegurar mejores rendimientos.
En este contexto, una adecuada nutrición de la oleaginosa resulta imperante para aumentar la producción, una herramienta indispensable en una campaña con números ajustados como la que se palpita en estos días.
Históricamente la soja fue concebido como un cultivo con muy bajas exigencias en fertilidad química ya que no se encontraban respuestas de la magnitud suficiente como para convencer al productor de las ventajas de la práctica. Los niveles de respuesta estuvieron alrededor de un 10-12% en lotes con menos de 15ppm de fosforo por lo que se aconsejaba fertilizar lo suficiente como para reponer.
Actualmente, si bien es el cultivo que más fertilizante consume en total, las dosis aplicadas son bajas, ya que no alcanzan un nivel de reposición de los nutrientes extraídos por los granos y por esta causa hoy se encuentran suelos deficitarios en fosforo y azufre.
Desde Fertilizar A.C se creó una red de ensayos de larga duración donde se encontró que la respuesta de la soja a la fertilización es aditiva ya que por cada año que se nutre balanceadamente y se rota adecuadamente aumenta más que proporcionalmente el rendimiento. De esta manera se alcanzan rendimientos 90 % más altos que el testigo que permiten obtener márgenes que multiplican a la media de los productores.
¿Y si no lo roto?
Si bien los especialistas se cansan de recomendar una adecuada rotación con gramíneas, una gran proporción de lotes están bajo monocultivo de soja. Por esta razón Fertilizar A.C. decidió ensayar sobre este tipo de lotes y, aunque los resultados son preliminares, los lotes bien nutridos expresan rendimientos mayores a los que no lo hacen. En situaciones de lotes con altas dosis se obtienen casi 500kg más por ha que en situaciones testigo sin fertilización, con lo cual se paga holgadamente el costo del fertilizante con el grano cosechado ademas de mantener un suelo más fértil y más estable físicamente.
Es interesante evaluar además el impacto que tendría la adopción de una mayor dosis de fertilizante en el 44% de la superficie que sufre escasez de fosforo (menos de 15ppm). Esto implica una superficie de 7,1 millones de ha en condiciones de escasez del nutriente a las que se fertilizaría con 60kg P/ha y que rendiría aproximadamente 500kg más por ha implicarían 3.471.900 tn de soja adicionales que valdrían 1820 mill de USD (520 USD/tn) y 637 mill de USD en concepto de retenciones.
Por otro lado, desde el sector destacan que la relación insumo producto está en 1,25tn producto por tn de soja, de los mejores valores de los últimos tiempos.
Nutriente por nutriente
La determinación del rendimiento de soja está dada fundamentalmente por el agua, nitrógeno, fosforo y azufre. La escasez de alguno de ellos es sinónimo de menos kilos a la cosecha. Es por ello que para los nutrientes es imprescindible realizar un análisis de suelo que permita diagnosticar correctamente deficiencias en cada lote.
Una correcta inoculación significa un cultivo mejor nutrido y con mayor resistencia a adeversidades bióticas y abióticas. Según cómo se inocule se pueden encontrar diferencias entre 50 a 1500kg de grano en la respuesta al tratamiento. Aquí cobra importancia la calidad tanto del inóculo como de la práctica en sí como tambien el correcto manejo del cultivo, hoy el 56% de los tratamientos son inadecuados ya que la mayoría se realiza a campo por los propios productores o contratistas. Ademas existe una correlacion positiva entre el nivel de fosforo y la tasa de fijación biológica, por lo que se puede esperar que en cultivos bien inoculados exista mayor respuesta a la fertilización fosforada.
Pensando en el fosforo el único diagnóstico es el del análisis de suelo. Especialistas explican que el problema tiene que ver con la calidad de la fertilización fosforada y no con la cantidad. El 50% del área sojera observa déficits de fósforo, mientras que en zona nucleo este valor se eleva a tres cuartas partes de los lotes que cultivan soja. Aun bajo estas condiciones a nivel local se analiza muy poco comparado con otros países lideres en produccion agrícola, mientras que en Brasil se realiza una muestra cada 32ha sembradas, en Argentina ese valor asciende a 1 muestra cada 250ha.
Por otro lado, las altas dosis de fósforo dan mejor resultado si se las divide en dos aplicaciones, una invernal al voleo (70%) y el 30% restante en la línea a la siembra. Con esta estrategia se obtienen 300kg/ha adicionales a los 3900kg/ha obtenidos con dosis altas en monocultura.
En cuanto a la respuesta por kg de fertilizante aplicado siempre es mayor en la aplicación total a la siembra, aunque los especialistas en la materia optan por la combinación de prácticas ya que durante la siembra la limitante está en la capacidad del cajón para tal fin.
En zona núcleo se encuentran cada vez más respuestas al aporte de azufre (348 kg/ha de respuesta media), este comportamiento encuentra explicación en la fuerte correlacion entre el nivel de materia organica y este nutriente que participa activamente en la fijación del carbono y la síntesis proteica.
Es importante destacar la existencia de residualidad para el nutriente y se aceptan dosis de 10kg/ha por campaña o 20 cada 2 para simplificar logística.
De micro no tienen nada
Los micronutrientes participan fundamentalmente en procesos de división celular. En lotes con larga historia agrícola se están empezando a encontrar deficiencias en algunos elementos como Boro y Zinc que producen fuertes recortes en los rindes.
En el caso del boro se encuentran respuestas de un 3% de rendimiento en vastas zonas con dosis de solo 75gr/ha.
El año malo es el año en el que se notan las diferencias de manejo afirma Jorge Bassi, vicepresidente de Fertilizar. El especialista agrega que es necesario que el productor empiece a sembrar soja como si fuera maíz con tratamiento en origen, mayor eficiencia y menores pérdidas.
Ing. Agr. Hernán García Kairuz