El BCRA lanza un plan monetario sin emisión para frenar la inflación
El Banco Central adopta un modelo con control estricto sobre el dinero circulante y un sesgo restrictivo. Cómo funcionará y qué cambia para la economía.
La tercera fase del programa económico incluye un cambio estructural en la política monetaria: el BCRA ya no emitirá pesos para financiar al Tesoro ni para cubrir intereses de sus pasivos. Se consolida así un esquema más riguroso, que busca consolidar la baja inflacionaria iniciada desde diciembre.
El nuevo régimen está basado en el control de los agregados monetarios, específicamente el M2 transaccional privado. El BCRA publicará trimestralmente sus objetivos de crecimiento monetario y ajustará sus políticas en función de las desviaciones observadas respecto al modelo de demanda de dinero.
Además, se incorpora un sesgo restrictivo desde el arranque, al fijar metas de M2 por debajo del escenario base de proyección. Esto implica un compromiso fuerte con la disciplina monetaria, clave para quebrar la inercia inflacionaria.
Para administrar la liquidez, el BCRA utilizará su cartera de títulos públicos en operaciones de mercado abierto, y podrá modificar requisitos de encajes. También intervendrá en el mercado cambiario según el comportamiento del tipo de cambio dentro de las bandas.
Por otra parte, el nuevo marco monetario se alinea con los criterios de performance establecidos con el FMI, que incluye metas trimestrales de reservas internacionales netas (RIN) y activos internos netos (AIN).
Este enfoque contrasta con el esquema anterior, basado en la base monetaria amplia (BMA), y representa un cambio conceptual profundo: ya no se reacciona a la inflación con tasa, sino que se actúa preventivamente controlando la cantidad de dinero.
Con esta arquitectura institucional, el BCRA espera reforzar el proceso de desinflación, acompañar la normalización del mercado cambiario y fomentar el ahorro en moneda local. La credibilidad de la política será el factor determinante para su éxito.