Editorial

Rumbo a la mayor recesión desde 2009

Los errores del gobierno y la seca más implacable en décadas muy probablemente van a deprimir hasta límites impensados el PBI de la Argentina, exceptuando el período de pandemia. No se ve luz al final del túnel.

Claudio Gianni
16 de Marzo de 2023

La economía argentina se desbarranca. Las complicaciones llegan de manera impiadosa, producto de la falta de planes y el uso de herramientas inútiles y/o insuficientes para tratar de corregir las consecuencias de esa falta de planes. El fantasma de una recesión con alta inflación ya es un tema que va de boca en boca entre los consultores económicos. Una posibilidad que se agiganta con el correr de los días, para darle forma al peor de los escenarios posibles.

Por caso, Invecq cree que lo que viene implicará más y más restricciones y controles a las importaciones, combinado con recesión económica. Prevé una caída del PBI base en 2023 del orden del 3%, lo que significaría la mayor recesión anual desde 2009 si excluimos el año 2020 de pandemia y cuarentena. No descarta la posibilidad de un desdoblamiento formal de la cuenta de servicios (para todo tipo de exportación e importación) en la urgencia de conseguir divisas y frente a una sequía de magnitudes históricas.

La Niña, que se sabía sentaría sus reales en plena campaña de cosecha gruesa con alto poder de daño, le dio una vuelta de tuerca más a las desventuras argentinas. La seca obliga a revisar los ingresos esperados por exportaciones totales, que caerían a 76-78 mil millones de dólares, frente a los 88.500 millones de 2022. A eso se suma que el FMI en 2023 juega con la camiseta del rival: Invecq destaca que ya no implicará un financiamiento neto positivo como en 2022 (+5.0 mil millones) y será negativo por aproximadamente USD 3.5 mil millones.

No hay milagro posible. Va a faltar una montaña de dólares, y no parece haber otra a esta altura de la velada que ajustar la demanda de divisas. Una opción es mediante el nivel y la financiación de importaciones. Se estima que requerirá que los importadores no solo roleen la deuda comercial acumulada de 2022, sino que consigan financiamiento adicional por USD 7 a 8 mil millones. Incluso en este escenario, para que cuadre el balance cambiario, la caída de las cantidades importadas devengadas debería rondar el 9% a 11% respecto de los niveles de 2022, lo que podría materializarse vía más controles a las importaciones o directamente una recesión.

La Fundación Mediterránea coincide en que el daño de la sequía sobre el PBI agravará tendencias recesivas que ya se advierten. Tendencias que desde luego vienen de un mal manejo de larga data. Extrapolando el comportamiento de la recaudación asociada al mercado interno en función de un indicador proxy del producto bruto, se tiene para enero de 2023 una caída desestacionalizada respecto de diciembre de 0,7 %, seguida de una merma de 0,2 % en febrero, con lo que se estarían completando seis meses consecutivos de deterioro del nivel de actividad. Además, el índice IERAL basado en la recaudación de impuestos asociados al mercado apunta para febrero una caída del orden del 2 % contra igual mes de 2022.

Así, se conjugan diversos factores para el deterioro del nivel de actividad. En principio, la aceleración inflacionaria verificada desde mediados de 2022, que afectó el poder adquisitivo de la demanda, con un rumbo instalado en el andarivel del 100 % anual. Una cifra disparatada, totalmente extemporánea A ella se suman las crecientes restricciones para importar, que traban el funcionamiento de gran número de plantas industriales; todo en el contexto de una marcada contracción del crédito al sector privado, fagocitado por el financiamiento del déficit fiscal, un tema que hemos tratado largamente.

Y en el segundo trimestre habrá que computar el impacto de la sequía sobre el PBI. En términos anuales, cada 10 puntos porcentuales de merma en la producción agroindustrial resta aproximadamente un punto porcentual a la variación del producto bruto, y las estimaciones ven crecer día tras día los recortes a la producción de granos esperada.

La Mediterránea destaca que entre diciembre y febrero las importaciones oscilaron en torno a un estimado de 5,1 mil millones de dólares/mes, cuando el promedio mensual de 2022 había sido de 6,8 mil millones. Los primeros datos de 2023 apuntan a un sendero de contracción de importaciones no energéticas del orden del 20 % interanual. Es preocupante.

Por lo demás, el canje de deuda propiciado por el Tesoro no hará más que acentuar la tendencia del Estado a quitarle gran parte del crédito disponible a los privados, ya que el Central ofrece a los bancos una "opción de liquidez" que obviamente sesga las condiciones a favor de los títulos públicos

La recesión que se avecina en Argentina será más profunda de lo esperado una vez que se sienta la caída de las exportaciones agroindustriales. El problema estará en la economía real, los sectores de manufactura o construcción tendrán escasez de insumos, entre otros.

El comentario ahora es que Massa estaría preparando una nueva batería de medidas, sobre todo después del alarmante 6,6% de inflación registrado en febrero, y las chances de que durante marzo la marca supere el 7%. Imposible adivinar de qué se trata. Se sabe que la coalición de gobierno se ha convertido en una ensalada política sumida en una gran confusión. También que no habría espacio para pensar en medidas drásticas y de fondo. Ojalá el ministro nos sorprenda.

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