Maquinaria

Una tecnología que promete

La siembra de maíz en hileras apareadas suma cada vez más adeptos en EEUU. En nuestro país se realizan las primeras pruebas

Ing. Agr. Ezequiel Pezzoni para Chacra
25 de Septiembre de 2014

La distribución de las plantas de maíz en el lote tiene muchas implicancias en la obtención del rendimiento. Se habla, a veces, de la cuadrangularidad del cultivo haciendo referencia a la distancia entre plantas vecinas (en la hilera y entre hileras). En USA existe una tecnología que año a año gana adeptos, que consiste en sembrar surcos apareados, denominada twin rows o TR. Su principio básico consiste en proporcionar mayor espacio disponible para cada planta sin reducir la densidad de siembra, en pos de lograr mayor rendimiento.

Recordemos que en el país del norte la separación entre hileras es de 30” (76,2 cm). Lo que hacen entonces es repartir la población de semillas de cada hilera en dos que se distancian entre sí por 20 cm, es decir a 10 cm de la anterior hilera, si se sembrara a 76,2. De este modo la distribución de las plantas será del tipo tresbolillo (ver figura 1)

Figura Nº 1: Distribución de semillas según forma de siembra. Fuente INTA Manfredi.

Lograr esta distribución obliga un ajuste muy minucioso de la sembradora. Los dosificadores que trabajan apareados deben estar adecuadamente calibrados y puestos a punto para que la descarga de semillas sea alternada. Deben recibir movimiento de la misma cadena de mando y montar los últimos engranajes de modo de lograr a la perfección este objetivo.

Según explica el informe del INTA sobre el que basamos esta nota, el TR puede ser cultivado tanto en entornos de alto rendimiento donde se busca aumentar el potencial del cultivo como en entornos de bajo rendimiento. En el primer caso, donde la población es el factor limitante, permite aumentar la población de plantas debido a la mejor distribución de las mismas, y en entornos de rendimientos menores ya sea por características climáticas o edáficas, donde el área es crítica para la absorción de nutrientes y agua, permite una mejor distribución de raíces, con menor competencia entre plantas del cultivo. La tendencia en TR muestra que el enraizamiento efectivo en la totalidad de la superficie aumenta a medida que aumenta la población debido a que las plantas están distribuidas en un área mayor, haciendo un uso más homogéneo del agua edáfica y de la absorbición de nutrientes.

En el caso de la siembra TR a 0,762m con 95 mil plantas/ha, esta mejor distribución incrementa el área explorada por las raíces llegando a cubrir un 44,5% de la superficie total, lo que significa un incremento de 12,5 % con respecto a surco simple a 0,525m y un 30.4 superior a surco simple 0,762m (Figura 2).

Figura Nº 2: Superficie del suelo cubierta por las raíces según la distribución de siembra. Fuente INTA Manfredi.

Respecto a la parte aérea, el sistema TR disminuye la competencia y se beneficia la captación de la radiación solar, incluso si la población sembrada se incrementa. A su vez, los surcos apareados maximizan la utilización de la luz y ayuda a prevenir la pérdida de humedad por evaporación al aumentar la cobertura. A medida que el maíz TR crece, mayor es el porcentaje de la luz del sol captada por las hojas, y de esta forma se está aumentando energía interceptada para la producción de espiga (Figura 3).

Figura Nº 3: Intercepción de radiación solar según estructura del cultivo. 

Fuente: http://www.twin-row.com/twin-row-principles citado por INTA Manfredi.

En nuestro país

Es muy relevante destacar la importancia que tiene la posibilidad de adoptar este sistema en nuestro país por los beneficios que brindaría poder aumentar la densidad de plantas, dado que según fuentes de AACREA en los últimos 15 años, la estructura del cultivo de maíz ha experimentado una transformación considerable. En la región pampeana, la densidad de siembra aumentó entre un 30 y un 67%, y llevó las densidades buscadas a valores de entre 70.000 y 80.000 plantas por hectárea en las principales regiones productivas. 

Cambios en el componente ecológico (por ejemplo, incremento de las precipitaciones estacionales) y tecnológicos (por ejemplo, difusión de la siembra directa y mayor uso de fertilizantes), junto con un aumento de la tolerancia de los híbridos modernos ante cambios de la densidad, habrían intervenido en el ajuste experimentado por los cultivos.

El TR sería una forma de abrir la puerta a poblaciones de plantas más altas, y aumentar el número de espigas, para maximizar los rendimientos en híbridos de alto potencial.

Como es conocido, la siembra en surcos simples, no permite aumentar la población de plantas, más allá de los límites actualmente establecidos. Según tendencias, aumentar la población de plantas por hectárea es una necesidad para aprovechar los nuevos maíces lanzados en Estados Unidos.

Experiencias a campo.

En USA existen ensayos que muestran diferentes resultados. Algunos muestran un alto porcentaje de plantas con dos espigas y rendimientos de hasta 17.500 kg/ha que superan el promedio histórico de 10 años por 5.000 kg/ha. Otro publicado por la empresa Monsanto muestra mejoras en los rendimientos cuando la densidad de siembra es mayor a 82.500 pl/ha con TR; mientras que a densidades de 70.000 pl/ha el rendimiento final fue similar con ambas distribuciones. Esto se fundamenta claramente por la exploración de las raíces, a bajas densidades no se logra una mejora en el volumen de suelo explorado.

Existen también ensayos que no muestran diferencias en el rendimiento entre siembras estándar a 76,2 cm y TR como las mencionadas. No quiere decir que otros mientan sino es una confirmación más que no existen las recetas cuando trabajamos en nuestro mundo vivo. Para algunas zonas, híbridos y años la tecnología puede resultar muy provechosa y en otros casos  no.

Mike Kavanaugh dirigente de AgriGold agronomía observa que en años con precipitaciones superiores a la media, que disminuye el estrés durante el período vegetativo, puede minimizar la ventaja de estrechar hileras de maíz.

La línea de tendencia para TR sugiere que el rendimiento de grano sigue aumentando hasta 107.500 plantas; mientras que sembrados en hileras simples a 76,2 cm el rendimiento se estabiliza por encima de las 85.000 plantas/ha.

Por casa.

En nuestras latitudes, el INTA Manfredi comenzó a ensayar esta tecnología para evaluar la correlación que pueda existir entre los diferentes componentes del rendimiento y la tecnología en auge en el país del norte.

Contrastaron tres distribuciones diferentes: la más difundida hoy en argentina, hileras simples a 52,5 cm; hileras simples a 70 cm y TR a 70 cm de distanciamiento con 17,5 cm de separación entre la hileras apareadas. (ver figura 4). En todos los casos con dos densidades de siembra, 70.000 y 80.000 plantas/ha.

Figura Nº 4: Esquema de los tratamientos con surcos mellizos o apareados y su testigo con hileras a 70 cm. Fuente: INTA Manfredi.

La siembra a 52,5 cm fue realizada con sembradora Agrometal TX Mega IOM y los tratamientos de 70 cm y 70 TR con una máquina prototipo de la misma marca. En todos los casos equipadas con el dosificador neumático Click, propio de la marca.

Figura Nº 5: Distribución tipo tresbolillo de semillas en surcos apareados o mellizos. Fuente: INTA Manfredi.

Para la cosecha se utilizaron dos cabezales, uno para hileras a 52,5 y otro para hileras a 70 cm que permitió la captación de las hileras apareadas sin inconvenientes y sin incremento de pérdidas respecto del testigo de hileras simples. Esta sería una gran ventaja que facilita la incorporación de la tecnología objeto de esta nota.

Resultados

El rendimiento obtenido en el planteo de surcos apareados resultó el menor de los tres, intermedio se ubicó el testigo de hileras simples a 70 cm y con mayor rendimiento el tratamiento de hileras simples a 52,5 cm. Como es de esperar estas diferencias estuvieron marcadas por el número de granos/ha ya que es el parámetro que mejor explica las variaciones de rendimiento en maíz.

A efectos de entender lo ocurrido vale mencionar que la distancia promedio entre plantas fue superior en el tratamiento a 52,5 cm con la densidad de siembra mas baja y similar al tratamiento TR con la dosis de 80.000 pl/ha.

También, destacan los investigadores, el tratamiento TR mostró un mayor crecimiento durante la etapa vegetativa que los otros dos tratamientos debido a la mejor distribución de plantas en el terreno, sumado a que se realizó una siembra en fecha tardía que de por sí favorece el crecimiento en la etapa vegetativa, y como consecuencia pudo haber tenido mayores requerimientos por parte de la planta al momento de floración, lo que puede haber sido el causal de la disminución que sufrió en la producción de granos por espiga y por superficie de este tratamiento con respecto a otros. 

En el período crítico hubo sin dudas una limitante que generó una baja tasa de crecimiento del cultivo que afectó más al tratamiento TR que a los dos restantes, y que se expresó en el menor número de granos por superficie que generó este tratamiento con respecto a los de surco simple.

Existen antecedentes citados por los mismos autores que indican que una disminución en el número de granos por planta puede ser generado además de por un estrés, por el sombreado que las mismas plantas generan con su canopeo alrededor de la floración.

Consideraciones finales

Si bien en esta primera prueba no se obtuvieron mejoras claras en el rendimiento físico, queda planteado que un aumento de la densidad de plantas, el arreglo espacial juega un papel determinante, el distanciamiento entre plantas, cuanto más uniforme mejor resulta para este cultivo, siempre que el ambiente sea capaz de suministrar el agua y los nutrientes que los híbridos actuales de alto potencial requieren hoy en día.

Se trata de una tecnología que promete, la puerta está abierta para seguir investigando en busca de ajustar los detalles de espaciamiento. Al mismo tiempo el desarrollo de una sembradora capaz de asegurar uniformidad en la descarga de las hileras mellizas es un factor determinante, la variabilidad observada en el distanciamiento entre semillas fue alta, lo que indica que el tresbolillo buscado no se logró con la precisión requerida.

La posibilidad de cosechar con un cabezal ya existente es, sin dudas, una ventaja importante.

Fuente: Ing. Agr. MSc. Mario Bragachini, Ing. Agr. Andrés Méndez, Ing. Agr. Fernando Scaramuzza, Tec. Agr. Diego Villarroel, Ing. Agr. Juan Pablo Vélez, Ing. Agr. Federico Sánchez, técnicos de EEA Manfredi. Proyecto Agricultura de Precisión y Máquinas Precisas. INTA.

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