El pastizal tiene mucho para dar
Una distribuidora holandesa compró el primer embarque de cortes bovinos producidos sobre pastizales naturales. En la Argentina, 50 establecimientos ya producen carne de pastizal
Una distribuidora holandesa, que compró el primer embarque de cortes bovinos certificados, prueba que en la ganadería compatibilizar buenos márgenes productivos con la conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos es un objetivo realizable.
En las pampas argentinas hay al menos 1.600 especies de plantas detectadas, de las cuales 374 son gramíneas o pastos. Las especies nativas tienen numerosas ventajas: son más sustentables, generan altos rendimientos y no tienen limitantes técnicas, aunque sí requieren una mayor dedicación. Mientras el forraje responde a un patrón estacional, los pastizales se mantienen productivos todo el año, con pastos que crecen entre el otoño y la primavera y otros que se desarrollan entre primavera y otoño.
Resulta fundamental cuidar los recursos y valorizarlos. La ganadería de pastizal es una buena manera. Hay herramientas de manejo que permiten, en menos de cinco años, aumentar significativamente la producción y, a la vez, preservar la biodiversidad. Con un buen asesoramiento técnico y un correcto manejo –como los descansos estratégicos cada tres o cuatro meses para el rebrote de las especies– se obtienen rendimientos mayores que con pasturas implantadas.
Recursos bien cuidados
En la Argentina, los pastizales naturales cubren aproximadamente entre 160 y 170 millones de hectáreas, desde la Puna hasta la Patagonia austral y desde la Cordillera hasta los humedales del Litoral.
La ganadería nacional se produce, en general, en sistemas extensivos, con niveles muy bajos de protección de los pastizales naturales: mientras en el mundo se resguarda el 4,6% de su superficie, en el país, las áreas protegidas apenas superan el 1%.
El pastoreo continuo reduce drásticamente la proporción de los pastos que crecen entre el otoño y el invierno y de las especies preferidas por el ganado, provoca cambios en la dinámica del agua y afecta la diversidad de la fauna silvestre.
De las casi 400 especies de aves típicas del centro y nordeste del país, una de cada cinco está amenazada, mientras que otras especies emblemáticas, como el venado de las pampas y el tordo amarillo, están al borde de la extinción.
Los pastizales mantienen los suelos fértiles, regulan el ciclo del agua y ofrecen una excelente oportunidad para desarrollar ganadería sustentable. La coexistencia de la fauna doméstica y silvestre lo demuestra.
La Argentina cuenta ya con más de 50 establecimientos miembros, que totalizan 116 mil hectáreas. La mayoría integra también el Programa de Certificación Carne del Pastizal.
Prácticas eficientes
La Ganadería Sustentable del Pastizal se basa, entre otros, en los postulados de que la ecología y heterogeneidad espacial y temporal de los pastizales son clave, que las especies nativas son las que más se adaptan al ambiente local y que el costo del manejo de los pastizales con tecnologías de procesos es mínimo comparado con las de insumos.