Qué esperar del precio de los fertilizantes
El análisis de los especialistas está repartido. Habría buenas noticias en camino para los fosfatos, pero el panorama para los nitrogenados no se ve promisorio. Detalles para acomodarse a la realidad que viene.
El análisis de los especialistas está repartido. Habría buenas noticias en camino para los fosfatos, pero el panorama para los nitrogenados no se ve promisorio. Detalles para acomodarse a la realidad que viene.
Bien sabemos cuánto se han encarecido los fertilizantes, al punto que tienen al productor haciendo todo tipo de cuentas. Ambiente, agua a la siembra, pronósticos climáticos y sobre todo la relación de precios con el grano que se pretende generar son factores que ahora deben tenerse en cuenta más que nunca antes de meter la mano en el bolsillo.
La Argentina no es una isla blindada a los remezones que ocurren en los centros de decisión del planeta, como imagina algún cultor de economías artificialmente cerradas. Antes bien recibimos hechos consumados y nos acomodamos a ellos. Los datos disponibles indican que en marzo de 2022 tanto la urea como el DAP habían llegado a un índice CRU (mide precios de fertilizantes a nivel mundial) en torno de 400. La urea cayó a partir de ahí a cerca de 200 (mayo de 22) para después volver a recuperar y ubicarse en torno de 300, habiendo partiendo de un índice 120 antes de la gran trepada en enero de 2021. El DAP también empezó a descender a partir de los 400 que alcanzó en marzo de 2022, y ha venido cayendo desde ese momento para ubicarse ahora en torno de un índice 280. El punto de inicio de la gran suba es similar al de la urea (120).
¿Hasta cuándo deberemos soportar un escenario caracterizado por fuentes de nutrientes relativamente caras? Los especialistas de Rabobank ensayan una respuesta a este interrogante y no todas son buenas noticias. Por lo pronto ven un riesgo alcista sustancial para el precio de la urea que avanza hacia fines de 2022, mientras el gas natural alcanza un récord en Europa y una gran cantidad de plantas de amoníaco cierran sus puertas o han recortado su producción. Al otro lado del mundo, en China, la seca determina problemas con la energía hidroeléctrica y está provocando una restricción significativa de este vital insumo para las plantas de urea. La reducción de la producción, junto con los controles de exportación, está obstaculizando las posibilidades de un aumento de los flujos de exportación desde el gigante asiático.
Las necesidades de calefacción del hemisferio norte a medida que llegue el invierno también están en el radar. Esto significa que el costo del gas y por lo tanto el valor del amoníaco probablemente aumentarán. Así, algunos analistas estiman un incremento del precio mayorista para el nitrógeno del 20% a 30% para fin de año, al menos en Europa.
En la otra vereda se proyecta que los precios del fosfato manifiesten una tendencia a la baja cuando este año empiece a despedirse, debido a suministros mayores a lo esperado en el continente americano, y a pesar del estricto control de las exportaciones en China. La preocupación por los precios más altos podría reaparecer en la segunda mitad de 2023 y habrá que estar atentos a esta posibilidad.
La incógnita pasa por el otro gran referente en materia de exportaciones de fertilizantes. Los fosfatos podrían tener mayor presión a la baja si hubiese algún acercamiento entre Ucrania y Rusia, cosa que por estos días parece muy lejana. Hay que recordar que los fosfatos rusos ocupan el tercer lugar en las exportaciones de este fertilizante, con una participación de mercado del 15% después de China y Marruecos. En parte debido a las sanciones económicas impuestas por Occidente contra Rusia tras su invasión a Ucrania y sus derivaciones, los despachos no fluyen normalmente. Para un destacado analista ruso, "si las exportaciones de fertilizantes rusos se detienen por completo, los precios del mercado se elevarán hasta la estratosfera".
La Asociación Rusa de Productores de Fertilizantes espera que los problemas de exportación disminuyan gradualmente en la segunda mitad del año, aliviando los precios en el mercado global. BCS Global Markets coincide con la idea, pero sigue visualizando valores dentro de niveles históricamente altos.
Por lo pronto ya se sabe que una gran empresa con base en Noruega produciría, a partir del próximo año, fertilizantes verdes que tendrán una huella de carbono entre un 80% y un 90% menor que los elaborados con gas natural.
Si afuera hay situaciones por resolver, qué decir en casa. Preocupa lo que vaya a hacer el Banco Central con este tema. Hay coincidencia en que no otorgar prioridad a los fertilizantes a la hora de entregar los dólares para importarlos o comprar los insumos para elaborarlos podría traducirse en una menor disponibilidad de divisas en época de cosecha, debido al potencial impacto en la producción que tienen dichas restricciones. Parece descabellado, pero el Central viene tomando una serie de medidas a contramano de la producción y no sería extraño que siga por el mismo camino.