Una cuestión de costos
Productores de China deciden tirar la producción porque la industria prefiere comprar leche a Nueva Zelanda a menores precios

Ni siquiera los criadores de cerdos quieren comprar el producto para alimentar a sus lechones. Los productores de leche chinos están derramando la leche en los campos y faenando animales para disminuir los costos de alimentación. Muchos de ellos han expresado que ya no tienen esperanzas de continuar en la actividad.
Esta difícil situación ya lleva alrededor de 10 meses y está empeorando. Por décadas, China ha tenido una alta demanda de leche. De hecho, a fines de 2012, el "oro blanco" generaba 5 yuanes (U$S 0,81) por litro a los productores. Los bancos rápidamente financiaron proyectos de tambos medianos y grandes, incluyendo algunos que tenían más de 10.000 vacas holstein importadas.
Infelizmente para los productores de leche chinos, los consumidores de ese país adquirieron una gran preferencia por los productos lácteos importados. Esa preferencia fue el resultado del escándalo de contaminación de fórmulas lácteas infantiles con melamina en 2008. Sin embargo, la demanda de leche en China estaba tan alta que los productores locales podrían vender su leche a las fábricas locales, y su participación en el mercado nacional alcanzaba el 30%. Pero en la actualidad la leche cayó a 3,5 yuanes (U$S 0,57) por kilo, precio que no permite que la actividad sea lucrativa. En los primeros 11 meses de 2014 China importó 884.000 toneladas de leche en polvo, un 20% más que en el año anterior.
Justamente cuando parecía que las cosas no podrían estar peor, los productores de leche fueron afectados por las decisiones comerciales de Rusia. Este país, que es un gran importador de productos lácteos, prohibió las importaciones de productos de Europa. Como resultado, un gran volumen de leche en polvo excedente de Alemania, Holanda y Francia ahora se está vendiendo a China.
En el gigante asiático el precio de la leche en polvo neocelandesa en noviembre de 2014 era la mitad del valor de enero de ese mismo año. En ese contexto, las industrias lácteas dejaron de comprar leche local y comenzaron a importar y reconstituir leche en polvo de Nueva Zelanda con un costo de 2,2 yuanes (U$S 0,35).
Esta secuencia de eventos dejó a la vista el talón de aquiles del modelo de negocio de los mega tambos chinos, especialmente por su fuerte dependencia de alimentos caros importados, y la mala calidad de los recursos forrajeros locales. Esta sumatoria resulta en una leche que no solamente es más cara, sino que muchas veces tiene un contenido proteico menor a la importada.
Frente a la crisis, el Ministerio de Agricultura de China está intentando convencer a los gigantes industriales a comprar leche a productores de ese país. El ministerio está pidiendo a esas empresas que sean patriotas, enfatizando que de esa forma colaborarán a mantener la fuente interna de leche. No descartan establecer subsidios para ayudar a los productores a salir de la crisis actual.
A largo plazo, la mejor solución será aumentar la productividad y eficiencia de los tambos chinos, de forma tal de que puedan producir y vender leche a precios competitivos.
Un caso cercano
Productores de leche del Municipio de Capão do Cipóm, en Río Grande Do Sul, Brasil. están tirando miles de litros diariamente. El motivo es la falta de empresas que quieran comprar lo producido. Entre las causas se encuentra el hecho de que hace poco tiempo se realizaron denuncias de fraude en la calidad de la leche de ese Estado. Se estima que el 40% de los 120 productores no tienen a quien venderle su producción.
Fuente: Milk Point