El ganado potencia los resultados
Los farmers han descubierto los cultivos de cobertura y ponen de relieve sus magníficas virtudes. Un productor de USA explicó en el XXV Congreso Aapresid su uso para sumar carbono a suelos que sufren erosión.
Los cultivos de cobertura siguen ganando protagonismo entre los farmers. Hace unos meses el secretario de Agricultura de Estados Unidos, Sonny Perdue, se mostraba en las redes con una remera cuya inscripción podría traducirse como: "Hacer agricultura sin cultivos de cobertura equivale a andar desnudo". Por cierto, no podría ser más gráfico. La utilización de esta herramienta conforma una pieza vital en el camino de intensificar la rotación y, no menos importante, evitar las consecuencias negativas que implica mantener un barbecho largo.
Jay Fuhrer, del National Resource Conservation Service del USDA, disertó sobre este tema, particularmente en referencia a los beneficios de utilizar estos cultivos de cobertura asociados a un planteo ganadero. Fuhrer desarrolla su tarea en las Planicies del norte estadounidense, no muy lejos de la frontera con Canadá, una zona donde la agricultura ha ganado terreno de manera explosiva. Precisamente la idea que predomina entre los técnicos especializados pasa por intentar reconstruir algo parecido al ambiente que tenían antes de dedicarse de lleno a los cultivos comerciales. Paralelamente tratan de estudiar y ponderar el impacto de los animales en la recuperación de los niveles de carbono del perfil. Jey Fuhrer ponderó las ventajas de incluir el pastoreo mediante la hacienda cuando se usan cultivos de cobertura.
El análisis se centra en los escenarios que presentan el otoño y la primavera; en esta parte del mundo el invierno transcurre bajo una densa capa de nieve y todo se congela por varios meses. Por cierto, erosión y salinidad son otros aspectos que interesa minimizar cuando se recurre al uso de cultivos de cobertura. "Suelos limpios, descubiertos, dan lugar a mucha evaporación y favorecen el ascenso de sales; necesitamos muchas plantas verdes sobre el terreno para que consuman el agua y paralelamente generen carbono, mientras le ponen un techo a este proceso que lleva a concentrar salinidad en superficie", enfatiza Fuhrer.
Desde luego no da lo mismo cualquier cultivo: con soja tendremos menos carbono que con maíz o con trigo. "Hablamos básicamente de gramíneas, el vehículo ideal para armar esquemas de cultivos de cobertura. En los últimos años hemos simplificado las rotaciones, lo cual atenta contra la salud del suelo. Si persistimos en este camino, es decir si no vamos a incrementar el número de especies que componen el esquema, no podemos no incluir cultivos de cobertura en el planteo".
¿Dónde entran los animales en esta historia? Fuhrer asegura que el pastoreo genera zonas con mayor contenido de carbono, que luego se incorpora al sistema. La concentración influye; cerca de la aguada el proceso es más rápido. Y si usted es agricultor el consejo es abrirle el juego a algún vecino ganadero.
Y hay más
Fuhrer completó la reseña de las ventajas que encierra el uso de esta herramienta, y destacó que sirve además para capturar nutrientes que han quedado en el suelo tras el cultivo comercial, que de otra forma se perderían. El técnico y sus ayudantes monitorean permanentemente la evolución del carbono en el perfil, de los nutrientes y de la infiltración.
¿Por qué interesa tanto el carbono? Porque cuando aumentamos la presencia de este elemento en el suelo estamos potenciando la actividad biológica en el perfil. El carbono es el alimento vital para el mundo que habita debajo de la superficie, y proviene de los exudados de las plantas y de su descomposición. Bacterias, protozoos, micorrizas y hongos agradecerán este aporte. "Para el agricultor -y para la supervivencia de su negocio- es indispensable incrementar las poblaciones de estos seres vivos en el perfil. Además, el carbono es fundamental para generar una estructura que nos ayude a captar el agua de lluvia. Y recuerde: con carbono los nutrientes fluyen", subraya el disertante.
A partir de esta convicción Fuhrer instrumenta una diferenciación en función de las características de los cultivos de cobertura que pueden utilizarse: anuales, perennes o bianuales. Respecto de los anuales, el técnico plantea una combinación de gramíneas y leguminosas para estabilizar el escenario productivo. En relación a las perennes, explicó que aportan más carbono aun, generan más agregados del suelo, al tiempo que controlan la erosión y la salinidad. De hecho mejoran el perfil mucho más rápidamente que otras variantes; la biología se ajusta en el tercer año. Por último, a las bianuales en general les cuesta crecer en el otoño y en más de un caso recién arrancan en primavera una vez que se derrite la nieve. Son pocas las que sobreviven al primer invierno.
(más información revista impresa Chacra de Sept 2017)