AGRICULTURA

Un escuadrón de avispas para salvar el maíz

Un grupo de biólogos trabaja para encontrar la mejor manera de combatir plagas de cultivos que son clave para la agroindustria argentina sin dañar el medio ambiente: se especializan en encontrar otros insectos que acaben con ellas. Al mismo tiempo, profundizan los relevamientos sobre biodiversidad local.

La Gaceta
13 de Marzo de 2018

 13-03-18 La guerra está declarada: avispas contra chicharritas.

Spoiler 1: ganan las avispas, porque se comportan como Alien: incuban sus huevos en los huevos de las chicharritas y, a medida que estas crecen, se las van comiendo por dentro. El "postre" es el sistema nervioso. Así, hay una avispa más y una chicharrita menos.

Spoiler 2: es una guerra que, de poder generalizarse, salvaría un mundo. O quizás más...

No es un anuncio de Hollywood. Es la forma didáctica en la que un grupo de biólogos del Laboratorio de Enemigos Naturales de Plagas Agrícolas del Noroeste Argentino, que depende del Proimi (Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos), del Conicet, explica en qué consiste su trabajo: el control biológico de plagas. "Se trata de mantener las poblaciones de plagas de cultivos por debajo de los niveles de daño económico usando sus enemigos naturales", expone el director del equipo, Eduardo Virla, a quien el resto llama cariñosamente "maestro". Lo interesante es que, además, se eliminan daños ecológicos. Y que, a pesar de la falta de recursos, se las ingenian para hacer un muy buen trabajo y disfrutarlo con pasión.

Ahora, que no parezca una película de Hollywood sino lo que es: ciencia que -entre otras cosas- se aplica al desarrollo sostenible. Los miembros del equipo trabajan en la protección de cultivos clave para nuestro país: maíz y cítricos, fundamentalmente, además de tomates, buscando encontrar el mejor controlador para las plagas, de ahora en más, las chicharritas. Estas se alimentan de los cultivos, y al morderlos, inoculan virus o bacterias. Las avispas, en cambio, no dañan el cultivo y son parasitoides; como se dijo: para poder desarrollarse van comiéndose lentamente la ninfa o el huevo de la chicharrita. (Ver: "Qué son...").

Cría controlada

Para realizar los estudios hacen falta dos mundos: el laboratorio y el campo. Y, en el medio, el invernadero: allí crían las plantas que serán el escenario de la batalla en el laboratorio.

"Para conocer cuáles son las avispas más eficientes, llevamos larvas de chicharritas al campo y las dejamos tres o cuatro días. En el laboratorio buscamos cuáles fueron atacadas, por quiénes y con qué eficiencia", explica Eduardo.

"En muchos casos, las chicharritas meten sus huevos de tal forma en el maíz que no hay insecticida que valga", cuenta Érica Luft Albarracín, cuyo trabajo consiste en la identificación de los antagonistas de esta guerra. Y con ello, no sólo ayuda a las avispas (minúsculas pero letales) a ser eficientes, sino que hace su aporte al conocimiento de la biodiversidad.

Con los datos que obtiene Érica trabajan los dos becarios doctorales que hoy forman parte del equipo. Jorge Hill y Carolina Manzano analizan los aspectos biológicos de los controladores: sus respuestas funcionales a diferentes estímulos, los mejores métodos de cría en laboratorio, etcétera. Jorge trabaja con controladores biológicos de dos plagas del maíz; Carolina, con controladores de chicharritas que atacan naranjos.

Victoria Coll Aráoz, en cambio, se centra en las plantas. Es botánica, hizo su doctorado en Bioquímica, y estudia los compuestos que emiten las plantas para pedir ayuda. "Cuando un insecto se alimenta de la planta, esta inicia acciones en defensa. A veces, emite tóxicos; otras, un olorcito que atrae a las avispas y las ayuda a encontrar los huevos de la plaga", explica, muy simplificadamente. Su estudio, entonces, complementa los datos de Érica, Jorge y Carolina. Con olfatómetros (una suerte de pequeños laberintos en los que se va ofreciendo caminos para perseguir diferentes olores) va estableciendo qué planta atrae a cuál avispa más eficientemente y por qué.

Cuestión de fondo

¿Por qué hace falta investigar esto? "En la naturaleza, el equilibrio funciona. Pero no es ‘natural' que haya concentraciones de 5.000 hectáreas de soja, o 1.000 hectáreas de maíz. Es una forma de ‘servirles la comida a las plagas', porque ahuyenta sus enemigos naturales", explica Eduardo y resalta que lo que se busca con el control biológico es restablecer el equilibrio ecológico roto por la agroindustria. "Intentamos proponer este sistema a los semilleros, para que ellos los vendan a los agricultores", cuenta Eduardo. "Entre otras cosas, porque el maíz transgénico tiene menos capacidad de producir defensas y sufre más", acota Victoria. "Pero no les interesa qué pasa con las plantas. Ellos venden semillas; las pérdidas son de los productores", añade, triste pero sin perder su entusiasmo. Si la inventiva los ha llevado a reciclar equipos para construir los que los fondos no cubren, a aprender por internet, de los productores de cannabis, cómo regular la luz de los cultivos de laboratorio, a aprovechar hasta las cortinas viejas para armar las jaulas de cría, van a seguir remándola.

Y si consiguen que por fin las avispas ganen, no sólo habrán ayudado a salvar las producciones agrícolas, sino a evitar el uso de insecticidas (no siempre eficaces, además) que eliminan sin distinción a "buenos" y "malos".

> Desde la patria original
una bióloga mexicana trabaja en el equipo
Se llama Rosaura Torres, es de Jalisco, y realiza en el laboratorio una estancia académica para colectar parasitoides que protegen el maíz. Cuenta que hay 13 especies de chicharritas en México, pero sólo una, la ‘Dalbulus maidi', se ha extendido por todo el mundo. "Es una plaga, pero al mismo tiempo demuestra que, definitivamente, el maíz es originario de México", explica y cuenta que se extendió una vez que el maíz fue domesticado. Con las avispitas que llevará probarán controlar las chicharritas mexicanas. "Son tan pequeñitas que identificarlas es muy difícil. Y también estamos trabajando sobre las condiciones de cría", cuenta, y su país le titila en la voz.
> Qué son los parasitoides
A medio camino entre parásito y depredador
Los parasitoides (en su inmensa mayoría, insectos, y de estos, los himenópteros: abejas, avispas y hormigas) se desarrollan desde su estado de larvas alimentándose del cuerpo de su hospedador. Pero no lo necesitan cuando son adultos, entonces, a diferencia de los parásitos, matan al hospedador para completar su ciclo vital. ¿Qué los diferencia de los depredadores? Que cada larva necesita sólo un hospedador del cual alimentarse, y no de varias presas como los depredadores. Incluso, varias larvas de parasitoides pueden atacar a un mismo hospedador. A veces atacan los huevos, pero también pueden hospedarse en ninfas y en adultos.

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