En 2016 se duplicó la tasa de cierre de tambos en el país
Se cumplen los presagios de las entidades agropecuarias que durante todo el año pasado expresaron sus críticas al gobierno nacional.
La Argentina habría perdido el año pasado 460 tambos, un 4% del total de los establecimientos lecheros productivos, una tasa que duplica la registrada en los últimos años. Esa tasa de merma antes estaba entre 1,5 y 2 por ciento.
El dato se desprende de un informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), que contó con la participación de especialistas del sector privado y del ámbito oficial. Si bien el trabajo advierte que no se cuenta con estadísticas, sostiene que se puede "inferir" la baja en la cantidad de tambos "analizando el diferencial entre caída de producción total y a tambo constante, y datos de los informantes calificados".
En rigor, según OCLA, la producción de leche en 2016 habría arrojado una caída de entre el 10 y el 11% respecto del año pasado, totalizando unos 10.100 millones de litros de leche. En tanto, en la producción habría un descenso a tambo constante calculado en el orden del 8 por ciento. Por el temporal de abril de 2016, que afectó la cuenca productora de Santa Fe y Córdoba, las principales provincias lecheras, durante 2016 hubo momentos donde la producción llegó a caer interanualmente más del 20 por ciento.
Ya en plena crisis climática, en la industria lechera habían alertado que había en ese momento unos 500 tambos menos produciendo leche por esa situación. Ante una consulta de LA NACION, el consultor Marcos Snyder explicó qué tipo de tambos cerraron y proyectó que la baja en el número de establecimientos en realidad podría estar más cerca de los 1000. "Hay una variedad de situaciones, pero la mayoría de los tambos que cierran son los más chicos. Es un tema de escala, ya que cada año hay que producir un 2 por ciento más de leche para tener igual resultado (económico)", indicó el especialista en temas lecheros. "Con esta ecuación se iban cerrando un 2 por ciento [por año], pero al agregarse la crisis por el atraso de los precios de hasta dos años, empeoró la situación y, por ello, hablan de 460 tambos [en el informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina]", agregó.
Rentabilidad
Según el experto, la rentabilidad -esto es, el margen recuperado sobre el capital invertido- no tiene correlación con la escala. Sin embargo, explicó, en un tambo chico el monto que representa a lo mejor no alcanza para cubrir las necesidades de retiro, obligando al propietario a tener una segunda entrada de dinero (otro trabajo, por ejemplo), pero generando complicaciones con la atención que demanda un tambo.
De acuerdo con el reporte del OCLA, la fuerte caída en la facturación (por precio y volumen) de fines de 2015 y principios de 2016 (estimada en unos 600.000 pesos para un tambo medio en un período de 180 días) "ha generado una compleja situación financiera para muchos productores, que incrementaron notablemente su endeudamiento y a tasas más altas". El trabajo consigna también que el precio de la leche en la actualidad (4,53 pesos el litro en noviembre pasado, según el registro oficial) logra cubrir en promedio los denominados costos de mediano plazo, "pero no permite retribuir el costo de oportunidad sobre el capital invertido en el proceso productivo". Esa situación, precisa el informe del OCLA, "implica tasas de rentabilidad entre neutras y levemente negativas para los tambos que están por encima del promedio y que expresan los casos modales".
En este contexto, para Snyder el número de tambos cerrados el año pasado podría ser mayor a los 460 establecimientos estimados en el informe. "Podrían ser más aún, ya que en la industria, las 18 empresas grandes que informan la evolución de la recepción y el precio de la leche perdieron casi 1000 tambos entre noviembre de 2015 y el mismo mes del año pasado", indicó el experto. Según el consultor, algunos tambos pueden haber migrado a otras industrias fuera de la muestra de esas grandes empresas del sector, "pero no serían tantos" los que siguieron ese camino, con lo cual, supone Snyder, esos establecimientos lecheros también habrían cerrado.