A Córdoba le queda madera para apenas cinco años más
Hace 20 años había 40 mil hectáreas de pinares. Hoy no superan las 12.000. Al ritmo de consumo actual, se necesita reforestar. Los incendios, la tasa de extracción y el estímulo insuficiente conspiran contra la actividad.
Según cálculos de expertos, a Córdoba le queda madera para unos cinco años. A menos que comience urgente una vigorosa replantación, en ese lapso la madera local que hoy se utiliza para las industrias del mueble y la construcción, entre otras, deberá traerse de otras zonas.
Es que, en 20 años, Córdoba pasó de contar con una superficie de pinares de casi 40 mil hectáreas a apenas 12 mil. Se plantó mucho menos de lo que se aserró. Y a eso se sumaron incendios y tornados.
Con este panorama sombrío, se realizaron en Villa General Belgrano las Sextas Jornadas Forestales de Córdoba. Quedó flotando una inquietud: si la actividad no se refunda, está destinada a desaparecer en Córdoba.
El ingeniero agrónomo Esteban Zupan, del área de Desarrollo Foresto Industrial de la Nación, sostuvo: "Obviamente el sector no va a tener en mucho tiempo el esplendor que llegó a tener en 1990. Depende mucho de cómo se maneje, de lo que quedó de superficie, de la regeneración espontánea con semillas y de que se plante".
El mapa forestal actual está en las sierras: noroeste del departamento Río Cuarto, Calamuchita y el sur de Santa María.
Luego de los incendios de 2013, Calamuchita casi dejó de ser la principal zona de pinares. Se afectaron 8.000 hectáreas de puro bosque. Pocas se recuperaron.
Esto derivó en cierres y reconversiones de aserraderos. Jeremías Ferella, dueño de un aserradero y presidente del Foro de los Ríos, dice que de una treintena de establecimientos quedaron apenas seis o siete.
Zupan aseguró que existen herramientas de promoción forestal del Estado Nacional, que subvencionan 80 por ciento de los costos de la plantación. En Córdoba también hay apoyos provinciales. Pero no parecen ser muy atractivos.
Ferella dice que "los renovales de pinos están saliendo con furia, pero no se hace ni poda ni raleo". Un renoval es un bosque joven, regenerado tras, por ejemplo, un incendio.
Mónica Dorado, ingeniera agrónoma dijo que es complicado revertir la tendencia cuando se plantan entre 400 a 600 hectáreas al año y se extraen cerca de 1.500 a 2.000. "Con este ritmo, hay madera para unos cinco años más salvo que se empiece urgente a replantar", advirtió. Según sus referencias, quedan en pie menos de diez mil hectáreas de pinares.
Y remarcó la importancia ambiental de los bosques cultivados o nativos, tales como biodiversidad, ecoturismo, protección de cuencas y provisión de aguas y mejoramiento y formación de suelos. Recordó que las inundaciones y catástrofes ambientales se vinculan con la falta de estrato arbóreo. Consideró que Córdoba debe superar las medidas aisladas que tomó hasta ahora.
Aldo Rudi, ingeniero agrónomo, productor e icono forestal en Córdoba, dijo que, para cambiar el rumbo, hay que "tomar conciencia de que forestar es un gran negocio", combinable con la ganadería, porque "las vacas son los mejores bomberos cuando se comen los pastizales".
Según el ingeniero agrónomo Aldo Rudi, una hectárea forestada de pinos puede suministrar 50 mil dólares en riqueza bruta. "Córdoba tiene variaciones fantásticas de climas y altitudes", dice.