Preocupación en el noroeste argentino por el avance de langostas
Actualmente el Senasa informa que se registran avistaje de mangas del insecto en las provincias de Catamarca, Córdoba y La Rioja, las cuales están siendo seguidas por el Senasa.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) realizó el control de 900 focos de langostas en distintas provincias argentinas en el marco de la vigilancia permanente del insecto con el fin de prevenir y minimizar la formación de mangas que afecten cultivos, pastizales y monte nativo.
A la fecha, con la intensificación de los monitoreos, el organismo sanitario nacional ha revisado más de 2800 sitios en 10 provincias en las que hizo 1096 detecciones de la plaga.
Actualmente el organismo sanitario informa que se registran avistaje de mangas del insecto en las provincias de Catamarca, Córdoba y La Rioja, las cuales están siendo seguidas por el Senasa a fin de poder implementar controles cuando este sea posible.
Por su parte, la Federación de Asociaciones Agropecuarias Santiagueñas, FAAS, informa que el norte de Córdoba presenta una situación complicada. Las langostas que estaban en Catamarca se dividieron en dos mangas que ahora se están monitoreando. Una de las ellas se dirigió hacia el norte, aunque su ubicación exacta está aún indeterminada. Por otro lado, en el norte de Córdoba, la otra manga está siendo controlada por el gobierno provincial y el SENASA.
Asimismo, se monitorean todas las áreas de nuestro país donde se han realizado controles desde principios de este año, a fin de llevar adelante medidas de prevención y control en caso de ser necesario.
El Senasa recuerda que en febrero de este año se declaró el alerta fitosanitaria tras la detección temprana de un aumento de la población de langostas en varias provincias del país y en los países vecinos de Bolivia y Paraguay con cuyos servicios sanitarios se trabaja en conjunto.
Consecuencias
La langosta es una plaga migratoria y transfronteriza que puede afectar a la actividad agrícola en forma directa y a la actividad ganadera, de forma indirecta, alimentándose de los recursos forrajeros y produce daños, también, en la vegetación nativa. No afecta al ser humano.