La eficiencia en las aplicaciones reduce hasta un 80% el uso de agua
La calibración de equipos mejora el control de plagas, reduce costos y fomentan la sostenibilidad, con beneficios como un 50% más de eficiencia.
En un escenario de ajustes económicos y estabilización, la producción agrícola enfrenta la necesidad de maximizar la eficiencia para mantener su competitividad y sostenibilidad. En el marco del Programa de Calidad de Grupo APC, que tiene como objetivo mejorar la sostenibilidad de la producción agrícola a través de investigaciones que desarrollen métodos, productos y tecnologías innovadoras, estamos convencidos de que mejorar la calidad en procesos clave, como las pulverizaciones, permite alcanzar resultados sorprendentes en términos de ahorro, productividad y cuidado del medio ambiente.
Cabe señalar que el Programa APC apunta a trabajar en tres aspectos: Conocimientos, estado del equipo pulverizador y su configuración para lograr calidad y eficiencia.
Es por eso que la correcta calibración de los equipos y el uso adecuado de los volúmenes de agua son pilares fundamentales para lograr aplicaciones más efectivas. Por ejemplo, en cultivos cerrados, hemos llegado a triplicar la llegada de fungicidas e insecticidas a las partes objetivo gracias a una pulverización precisa. Esto se traduce en un mejor control de plagas y enfermedades con menos desperdicio de recursos.
Además, la eficiencia no solo depende de la tecnología utilizada, sino también del conocimiento y profesionalismo de los operarios y técnicos encargados de realizar estas actividades. Capacitar a las personas que intervienen en el proceso es clave para asegurar aplicaciones de calidad que cumplan con los estándares más altos de eficiencia.
Entre los principales beneficios de estas prácticas se destacan el aumento de hasta un 50% de la eficiencia, optimizando cada intervención en el campo; la reducción del uso del agua hasta en un 80%, sin comprometer la efectividad de la aplicación; la disminución de costos operativos a través del ahorro de insumos y combustible; y la promoción de la sostenibilidad ambiental, al minimizar la huella de carbono y el impacto en los recursos naturales.
El compromiso con la calidad en las aplicaciones no solo mejora la rentabilidad, sino que también contribuye a la profesionalización del sector, creando una cadena de valor más eficiente, responsable y preparada para los desafíos del futuro.
Es el momento de apostar por prácticas que combinen tecnología, conocimiento y profesionalismo para construir una agricultura más eficiente, rentable y sostenible.