Detección temprana de enfermedades y bioseguridad en la avicultura
Para preservar el estatus sanitario de la producción aviar, el Senasa recuerda las principales medidas de prevención.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) recuerda que para mantener la condición de país libre influenza aviar (IA) es fundamental tanto la notificación inmediata de sospecha, como la aplicación de medidas de bioseguridad en granjas avícolas y la cadena productiva.
La IA es una enfermedad altamente contagiosa causada por un virus que afecta a las aves domésticas y silvestres. A pesar de que su propagación puede estar asociada a diferentes factores, una de sus principales causas es el desplazamiento de las especies silvestres infectadas a través de las rutas migratorias.
Se trata de un virus que tiene una gran capacidad de mutación, que se dispersa por medio de las heces y secreciones respiratorias de las aves, y se adapta fácilmente a los distintos ecosistemas que facilitan su supervivencia. Así, la enfermedad puede propagarse muy rápidamente y causar un alto impacto en la industria avícola y el cierre de mercados externos por restricciones sanitarias.
En 2023 fue detectado por primera vez en Argentina y pudo ser controlado y erradicado, motivo por el cual se restituyó la condición de país libre de esta enfermedad. A raíz de ello, en lo que va del año se pudieron recuperar los mercados para la exportación aviar a Gran Bretaña, Vietnam, Chile y México, a la vez que se abrieron Macedonia del Norte y Sudáfrica.
Los sistemas de vigilancia que lidera el Senasa apuntan a la detección precoz de este tipo de enfermedades y permiten tener conocimiento sobre cualquier evento sanitario que involucren aves con signos clínicos compatibles con influenza aviar.
La información -que se puede obtener a través de personas, organizaciones e instituciones que dan aviso al organismo sanitario nacional a través de la notificación inmediata de sospecha- constituye una herramienta esencial al servicio de la cadena productiva avícola, ya que permite, de ser necesario, alertar a los productores para que puedan implementar las acciones necesarias para resguardar la sanidad de sus granjas.
En paralelo, la implementación permanente de medidas de bioseguridad es fundamental para gestionar riesgos en los establecimientos avícolas comerciales y constituye uno de los pilares esenciales para la prevención de la influenza aviar.
Las principales recomendaciones del Senasa se centran en los controles de ingreso a esos predios (minimizar las visitas de personas ajenas y registro de las mismas e impedir el contacto con animales vecinos o de otras especies), y mantener resguardada el agua y los alimentos de las granjas, ya que pueden atraer a las aves silvestres.
También, se destaca la importancia de instalar y verificar el correcto funcionamiento de pediluvios y equipo de desinfección de vehículos; realizar los procedimientos adecuados para el manejo y control de roedores y plagas; un apropiado manejo de las mortandades; y llevar a cabo habitualmente la limpieza, el lavado y la desinfección de las instalaciones donde se encuentran las aves.
La notificación rápida permite evitar la propagación de enfermedades que afectan a la producción avícola y al mercado internacional, ya que Argentina es considerado el octavo exportador mundial de productos aviares.
La atención temprana ante la aparición de signos clínicos como alta mortandad, falta de apetito, descoordinación, menor producción de huevos (con cáscara blanda o deforme); hinchazón de cabeza y color azulado de cresta, barbillas y patas, entre otras; minimiza las consecuencias y optimiza la intervención, a la vez que posibilita el control de la enfermedad antes de que se disemine.