El Iscamen avanza en el análisis de residuos de agroquímicos en mercados de frutas y verduras
La toma de muestras vegetales para el análisis de residuos de agroquímicos es parte de las acciones de fiscalización y control que desarrolla el instituto.
Con una inversión de más de 200.000 dólares en el período comprendido, estas acciones permiten determinar la correspondencia con las buenas prácticas agrícolas (BPA) por parte del sector productivo.
En el período de 2014 a 2023, se realizaron 2.562 muestras en más de 66 especies vegetales. Como resultado, 2.305 muestras (90%) se encontraron libres de residuos de agroquímicos; en 179 muestras (7%) hubo detecciones inferiores a los límites permitidos para cada especie vegetal, determinados por normativa del Senasa y, por último, en 78 muestras (3%) se constató la presencia de productos no permitidos para la especie vegetal analizada, situación conocida como desvío de uso.
Sobre el 3% con desvío de uso, se iniciaron acciones legales con sanciones económicas y se procedió, para cada caso, al decomiso de los lotes vegetales impidiendo su ingreso a los canales de comercialización y venta al público.
El Iscamen ha realizado un trabajo ininterrumpido, en los últimos diez años, en la toma de muestras vegetales para su respectivo análisis en laboratorio. Estas acciones de análisis se realizan siguiendo las normativas nacionales que establecen las tolerancias permitidas para diversos productos (Res. Senasa 934/10 y Res. Senasa 608/12).
A través del Programa Agroquímicos del Iscamen, se toman muestras vegetales en búsqueda de residuos de agroquímicos que responden a diversos grupos químicos.
Las muestras vegetales se extraen sistemáticamente en ferias, supermercados, acopiadores y empacadores.
Al tomar muestras, el lote queda intervenido, por lo cual se restringe temporalmente su comercialización hasta su análisis en los laboratorios del INTA. Los resultados son informados al comerciante expendedor por técnicos del Iscamen, generalmente, en el mismo día. Posteriormente, se libera el lote para su comercialización si los resultados son favorables; en caso contrario, se decomisan para su destrucción y se aplican las sanciones correspondientes.
Cabe recordar que, cuando se utilizan agroquímicos para el control de plagas, el productor debe aplicar para el cultivo objeto productos autorizados y registrados en el Senasa.
Las buenas prácticas en el uso de agroquímicos implican realizar a campo todas las tareas necesarias para evitar o minimizar posibles riesgos en el uso de estos productos. Estas prácticas implican actividades en todo el proceso de utilización de agroquímicos y sus diferentes etapas, en búsqueda de proteger al productor y/o aplicador, al ambiente y al consumidor.
El respeto del tiempo de carencia por parte del aplicador es una buena práctica agrícola. Consiste en esperar el tiempo que debe transcurrir entre la aplicación de un agroquímico en el cultivo y la cosecha. De esta manera, se permite que el agroquímico se degrade y no queden niveles de residuos perjudiciales.
La detección analítica de residuos en vegetales, según el nivel de residuos encontrados, puede indicar si las aplicaciones han sido correctas o incorrectas. Es decir, si se tuvo en cuenta el tiempo de carencia.
El mercado de agroalimentos está orientado a la producción de elevada calidad, por lo que sobre el productor o la empresa agrícola recae una importante responsabilidad en los procesos productivos. Más allá de los alentadores resultados, basados en las evidencias existentes y el trabajo sistemático sostenido el tiempo, aún queda una importante labor cultural para profundizar las acciones y los resultados alcanzados.